47 ✈️ Demencia

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CAPÍTULO 47DEMENCIABRIAN

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CAPÍTULO 47
DEMENCIA
BRIAN

Puta vida.

Se encontraba jugando sucio conmigo. Era un sueño, mi imaginación, ¿una realidad alterna? ¡¿Qué carajos sucedía?! Mi mente volaba mientras un cúmulo de emociones comenzaban a revolucionar cada parte de mi interior.

Era ella.

Tenía a Camile frente a mí. Hablar, sonreír, llorar, abrazarla, gritar. ¿Qué suponía hacer en estos momentos? Ni siquiera lograba concebir que en verdad estuviera ahí. ¿Estaría ya tan desquiciado como para imaginarla? Prefería inclinarme hacia un probable sueño.

—¡Mami, mami, mami!

Clarisse corrió hacia ella, y Camile se hincó para estrecharla entre sus brazos con dulzura y amor. Logré ver una preciosa sonrisa formarse en su rostro. Dios, esa curva en sus labios que tanto había extrañado, que por tantas oscuras y abrumadoras noches soñé.

Quise llorar.

Mis ojos ardieron, pero el par de lágrimas sólo amenazaron con salir, mis labios formaron la sonrisa más sincera que jamás pude haber mostrado antes. Tenía un milagro frente a mí y el estallido de emociones acumuladas me rebasó.

Joder.

No quise pensarlo por más tiempo, decidí acercarme. Mis brazos pedían a gritos sus brazos, quería abrazarla fuerte, tanto que el tiempo perdido se recobrara.

Alzó la palma de su mano.

Me detuve, pidió con ello que no avanzara más y yo obedecí.

─No ─susurró, su mirada era dura y fría desde allá abajo, mientras en sus brazos sostenía a mi hija.

Mi sonrisa se esfumó, atestado de confusión, mi respiración se aceleró cada vez más y mi cuerpo se tensó, casi al punto de doler. No alcanzaba a razonar lo que estaba sucediendo.

─¿Le pones chispas de chocolate a mi nieve, pequeña? ─ella le preguntó a Clarisse, usando aquella hermosa mirada que antes solía hacer brillar todo lugar al que asistía. La miraba con tanta alegría, sus ojos la delataban, y al igual que yo, luchaba para que las lágrimas no salieran.

─Claro que sí, mami ─respondió Clarisse con gran emoción antes de partir. Tanta inocencia, que lo único que podía mostrar era alegría por volver a ver a su mamá.

Fijé la vista sobre ella.

La admiré. Se veía aún más preciosa con el cabello corto, justo por debajo de sus hombros. Ella me miró, y mi sincera sonrisa apareció nuevamente. Intenté acercarme, no sólo lo quería, necesitaba hacerlo.

Lo impidió.

─No te atrevas ─habló con seriedad sepulcral y dio un paso hacia atrás.

─¿Qué?─ confundido respondí─ Pero...

EL PILOTO  ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora