Brian Mouque, el piloto más atractivo y hosco según algunos, hizo cambiar su mundo por completo, así como ella el de él.
Una historia donde el amor triunfó.
#1 en Romance.
#1 en Aventura.
BORRADOR.
PROHIBIDA ADAPTACIÓN O COPIA DE LA OBRA.
ORIGINAL...
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CAPÍTULO 49 RUFUS BRIAN
Dos semanas transcurrieron desde el regreso de Camile a nuestras vidas. Los días más largos de mi existencia, cabe mencionar. Se aseguró de dejar claro que ya no significaba nada para ella, que sólo estaba ahí por Clarisse. Dos semanas en las que debía ver al amor de mi vida disfrutar tiempo con mi hija, mientras yo me lamentaba a un par de metros, deseando poder regresar el tiempo para repetir los momentos de la familia feliz que solíamos ser.
─¡Esto es una maldita tortura!─solté con furia, desespero y tristeza, dejándome caer sobre el sofá del despacho.
─Brian, ten calma ─pidió Glen, deteniéndose frente a mí con las manos dentro de sus bolsillos.
─Tú no sabes lo que siento, no tienes la menor idea del dolor que esto significa. No puedes pedirme calma porque es imposible tenerla ahora.
─Tienes razón, no sé lo que sientes, pero lo imagino, sé que debe ser terrible y por lo mismo, estoy aquí para ti.
─Pero no sirve de nada que lo estés, Glen. Sólo Camile me puede ayudar en esta miseria y ya aseguró de todas las maneras posibles, que no lo hará.
Un gran suspiro abandonó su cuerpo. Inmediatamente, le enfoqué.
─Tengo algo que decirte.
Lo conocía mejor de lo que debería. Mi rostro de sufrimiento desapareció al instante y me acerqué a él con el corazón brincando a toda velocidad.
─ ¿Qué es lo que sabes?
Me observó apoyado de una seriedad diferente, para nada común en él.
─Antes de cualquier cosa, debes saber que no había dicho nada porque necesitaba confirmarlo.
Apreté mi mandíbula y al sentir los segundos en los que guardó silencio como lentas y agonizantes horas, lo tomé por la camisa.
─¿Qué sabes? ─gruñí.
─Primero, suéltame─advirtió, y obedecí─. Bien. —acomodó su traje—. Desde que Clarisse habló sobre haber visto a su madre, busqué información. He investigado algunas cosas y después de descartar sospechosos, sé quién está detrás de todo esto, y ahora no sólo eso, creo saber por qué Camile piensa que tú eres el culpable del "accidente".
Fruncí el ceño.
─ ¿Por qué no me lo habías dicho?—reclamé.
─Ya te lo dije, Mouque. No estaba seguro, necesitaba confirmarlo.
─¿Qué encontraste?
─No es cien por ciento seguro, al menos no el método, pero todo indica que a Camile le reformaron el pensamiento.
Fruncí el ceño, esta vez colmado de confusión.
─¿Qué? Glen, eso es estúpido e imposible. ¿Por qué alguien de...?─Pero fue en ese momento que mi mente se aclaró, dejándome en total silencio por un par de segundos, tan sólo observando a lo lejos─... Lo voy a matar.
