57✈️Espera.

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CAPÍTULO 57ESPERABRIAN

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CAPÍTULO 57
ESPERA
BRIAN

Apretaba el volante con fuerza, frustrado, molesto, impotente. Dirigiéndome en compañía de Glen hacia la corporación del hombre que me engendró, aquel que no podría ser llamado de ninguna otra manera. Conociendo sus movidas, era el único lugar en el que podría encontrarse.

El inmenso edificio apareció frente a mí, a paso firme y haciendo caso omiso de los avisos que los empleados hacían, subí hasta el piso en el que su oficina se encontraba.

─¿Señor? ─cuestionó su secretaria con asombro en el tono, levantándose del asiento gracias a un ligero brinco de preocupación.

─Entraré ─pronuncié, sin siquiera dirigirle la mirada.

─El Sr. Villarreal no se encuen...

No me permití escucharle, abrí las puertas de la oficina con ímpetu y lo miré, sentado detrás de aquel escritorio con aires de grandeza, cuando lo único que yo podía distinguir era el monstruo que llevaba con descaro en el interior. Me acerqué peligrosamente y, a pesar de que el gran mueble nos separaba, tomé el cuello de su camisa con solidez y lo traje hacia mí.

─¡¿Dónde demonios tienes a mi hija?!

En respuesta, obtuve una minúscula sonrisa de su parte.

─¿Acaso esto te causa gracia? ─espeté.

─Te lo advertí, ahora te agradecería que quitaras tus sucias manos de mi impecable cuello.

─Brian... ─Pronunció Glen, recién entrando.

─Quiero a mi hija devuelta en este preciso momento ─señalé con el coraje desbordando. Aventé su cuerpo hacia el asiento y tomé compostura, acomodando mi uniforme.

─Yo quería mi apellido y no lo obtuve, qué lástima ─canturreó, fijando la vista en un par de papeles.

Mis manos se apretaron con fuerza hasta formar puños, y en un arranque de histeria, tomé sus papeles, aventándolos contra suelo. No permitiría que me ignorara, no en estas circunstancias.

Me regaló un severo rostro en respuesta, lo había molestado, pero no más de lo que él a mí.

─Ya comencé con el papeleo de tu estúpido apellido, pero si no me regresas a Clarisse ahora, ¡juro que lo cancelaré!

Él se levantó de su asiento y caminó a paso firme y tranquilo hasta quedar justo frente a mí─¿Y crees que tienes el poder de darme órdenes? Esa niña debió haber tenido mi apellido desde hace cinco años. Tú eres el que has demorado, así es que hasta que no me demuestres que Clarisse lleva mi apellido legalmente, no la volverás a ver.

Por un momento la rabia consumió todo en mi interior, pero sabía que así no solucionaría las cosas con él , y aunque mi cuerpo pidiese matarlo a golpes, debía pensar antes de actuar... por Clarisse.

EL PILOTO  ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora