44✈️Las Cinco Etapas del Duelo

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CAPÍTULO 44 LAS CINCO ETAPAS DEL DUELOBRIAN

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CAPÍTULO 44
LAS CINCO ETAPAS DEL DUELO
BRIAN

El tiempo se detuvo. Mi corazón comenzó a palpitar con fuerza después de no hacerlo por un segundo. Presencié una de esas ocasiones en las que ves todo a través de tus ojos como si estuviera pasando en cámara lenta. Así fue como pude distinguir las llamas esparcirse por toda la cabaña, hacia lo alto mientras el humo negro acaparaba el cielo azul celeste.

Observé todo mi alrededor, intentando calmar el pánico que deseaba apoderarse de mí, con la esperanza de ver a Camile en algún lugar, pero no fue así. No había nadie.

El pavor me consumió, hice una llamada a emergencias mientras corría por la arena, lo más rápido que mis pies lo permitían.

Tenía miedo. Por primera vez en la vida experimentaba ese horrible sentimiento de poder perderlo todo. Buscar entre los escombros era difícil, pero ya lo había hecho una vez, y lo haría millones más de ser necesario. No dejaría que nada malo le pasara a Camile. No me importaban las consecuencias. No me importaba nada. Sólo ella.

─¡Camile! ─grité con fuerza desgarradora, y volví a hacerlo tanto como lo necesité─ ¡Vamos! ─gruñí─ ¡Camile!

La cabaña se estaba derrumbando pedazo a pedazo, en poco tiempo el oxígeno se agotaría y no lograba dar con su paradero. Me encontraba desesperado, y si un Dios existía, rogaba con todas mis fuerzas que me ayudara a encontrarla, porque aunque mis esperanzas se mantuvieran a flote, el tiempo no estaba a mi favor. Lo supe cuando respirar se convirtió en una tarea difícil, cuando tosía más que caminar, cuando ya ni siquiera podía ver a través del humo.

Salí a rastras, gateando con dificultad...

Sin ella.

Me dejé caer sobre la arena, no lograba ver con claridad, todo me estaba dando vueltas y mi cabeza dolía con fuerza. A lo lejos, escuché voces...

Alguien me sostuvo y entonces, ¿quizá algunos minutos más tarde?, todo se aclaró. El cuerpo de bomberos apagaba el incendio y un paramédico estaba a mi lado. Ensanché la mirada cuando regresé en sí y sólo pensé una cosa:

Camile.

Me levanté, y sin importar los llamados que pudieron hacerme, me acerqué al hombre que parecía tener mayor rango en el lugar, un oficial.

Restregaba mi rostro con desespero mientras los bomberos hacían su trabajo, realmente no sabía qué hacer y me aferraba a la idea de que ellos me entregarían a mi esposa. Camile debía estar ahí, en algún lugar. Claro que sí.

─¿Usted habitaba la cabaña?─preguntó el oficial.

Asentí rápidamente.
—Brian Mouque —me presenté.

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