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«Bienvenida, Pd. Eres Mía »
Un día...
─¿Por qué yo? ─Le pregunté a Jos.
Su entrecejo se frunció ligeramente antes de regalarme una mirada de basta de confusión.
─Siempre dijiste que sería tuya y, a pesar de los años, aún lo sostienes. ¿Por qué yo? ─replanteé la pregunta que me mataba de intriga.
─Eres como ese juguete que de niño siempre quise tener, para el que jamás me alcanzó el dinero, por más que me esforcé. Ahora que tengo dinero. Lo puedo comprar, y lo cuidaré hasta el final de mis días.
Tomé aire y lo miré con profunda seriedad.
─ Bastante poético─bufé insatisfecha─. No es necesario que uses ejemplos, sólo dime la verdadera razón.
Él se levantó y caminó hacia el marco de la puerta. Se detuvo y giró sobre sus talones hasta que su mirada se topó conmigo.
─Eres especial, Sky.
No lo pude evitar, solté una pequeña risa llena de sarcasmo.
─No lo soy, Jos. Y en todo caso, ¿qué es lo que se supone que me hace especial?
─Que eres mía.
─No soy tuya. Tú obligas a todos a creerlo. Me acosas y destruyes a cualquier persona que se acerca a mí. ¿Acaso crees que eso es normal? Me tienes aquí, prácticamente secuestrada...
Pude continuar y decir mucho más, pero él interrumpió.
─Te estoy protegiendo. Si no fuera por mí, probablemente estuvieras muerta.
Guardé silencio un momento, sus palabras eran verdad. Pero no demoré en encontrar la respuesta perfecta para defenderme:
─ Es cierto. Tú me estás protegiendo, no puedo negarlo. Pero contesta, ¿cuál es el motivo por el que estoy en peligro?
Jos no respondió, lo dejé sin palabras.
Sonreí amargamente y continué:
─Por tu culpa mi vida peligra; por tu culpa han sucedido todas esas mierdas...
─Continúa, Sky ─gruñó, y ese maldito tono de voz que horrorizaba cada centímetro de mi piel, sólo me permitió guardar silencio─. Di también que, por mi culpa conociste lo que es sentirse amada, protegida, cuidada... importante ─Terminó con gran irritación, saliendo y cerrando fuertemente la puerta de la habitación, como otro de sus tan típicos impulsos.
