Los ruidos eran feroces, pero no lo suficiente para saber qué estaba sucediendo arriba. La desesperación recorría cada centímetro de mi piel y poco faltaba para querer salir corriendo del lugar.
─Alonso, por favor... ─articulé en forma de súplica.
─Anhelas morir, ¿cierto?
─No, sólo estoy preocupada por ellos ─renegué.
─¿Y por eso quieres llevar a cabo un plan suicida? Eres el blanco perfecto, Sky.
─No merezco esto. Ellos no merecen estar luchando por mí... —Empecé a decir, pero Alonso me interrumpió.
─La batalla no es por ti, es por Jos. Si estamos aquí es porque somos fieles a nuestro trabajo y porque somos una familia. Si es necesario morir por uno de nosotros, lo haremos.
─En este tiempo, también me convertí en parte de ustedes. También soy de la familia y he entrenado, ¿por qué no puedo estar allá arriba ayudando?
Una pequeña sonrisa se asomó en su rostro.
─Esa pregunta es sencilla de responder ─dijo y le miré exigiendo una respuesta ─. Jos te ama. Te protegerá a toda costa y sobre todo.
Justo cuando creí que sería inútil continuar con la disputa y que subir no era una opción, escuchamos cómo las puertas azotaban fuertemente, acompañadas de veloces pisadas marcadas. La intriga de saber quién acababa de entrar se resumió a tres breves segundos, cuando un Jos desesperado apareció.
─Alonso, necesito que suban y se vayan. ¡Todos!
─¿Qué? ¿De qué hablas? ─cuestionó él desorientado.
─Nos superan en número y en armas. Quiero que subas, protejas a Sky y se larguen de aquí. Ya di la señal, todos los que puedan te seguirán. Las camionetas están listas.
─No te dejaré ─soltó Alonso con firmeza.
─Yo tampoco lo haré ─agregué, aunque fui completamente ignorada.
─Es una orden, Alonso.
Subimos con cautela, pero a velocidad. Iba a las espaldas de Jos y por delante de Alonso. Los pasillos estaban desiertos, pero los ruidos abundaban como si estuviesen a escasos centímetros.
Era una cruel masacre.
─¡Oh por Dios! ─exclamé azorada al ver el cuerpo de un hombre mutilado sobre el suelo.
─Intenta mantener tu vista hacia el frente, Sky.
Mis manos temblaban, ¿cómo es que había estado queriendo subir? La cabaña, mi hogar, ahora parecía el vil infierno. Cuerpos, armas, peleas a muerte, venganza. ¿Cómo había llegado a esto? Mi vida era la de cualquier otra adolescente y ahora parecía estar inmersa en una película de acción/terror/suspenso y drama.
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Eres Mía
Teen FictionLa vida que Sky tenía no está más, pues aquel que la había reclamado como suya desde que la conoció, no había quitado el dedo del renglón.