16. Ultimatum.

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Mi vida continuó su curso; Sin embargo, la presencia de Jos comenzaba a ser cada vez más constante, hasta llegar al grado de no haber un sólo día en el que él no apareciera, incluso si sólo era para preguntar «¿cómo estás?»

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Mi vida continuó su curso; Sin embargo, la presencia de Jos comenzaba a ser cada vez más constante, hasta llegar al grado de no haber un sólo día en el que él no apareciera, incluso si sólo era para preguntar «¿cómo estás?».

—¿Alguna vez creíste que ambos morirían por ti? —preguntó Fel entre risas mientras Jetsam la apoyaba, asintiendo repetidas veces.

—¿Alguna vez te callas, mejor amiga? —respondí.

—Uy, alguien trae el genio de la lampara frotado —dijo Jetsam en tono burlesco.

—¿Por qué hacen chiste sobre esto? Es en verdad malo —aclaré con molestia.

—Lo único malo es que a Jos no le puedes ocultar nada, y la vida sin mentiras y secretos es simplemente aburrida—bufó Fel, depositando la envoltura de sus galletas en el cesto de basura del pasillo principal.

—Hablando del rey de roma, tenemos a un secuaz a nuestras seis en punto.

—A mí no me hables con posiciones de reloj, Jet. Jamás las he comprendido y no me esmeraré en hacerlo tampoco —dije.

— Ahora entiendo por qué son mejores amigas; ambas son igual de amargadas —agregó Jetsam, apuntando cínicamente  hacia uno de los perros de Jos.

Felicia y yo nos dedicamos una cómplice sonrisa.

—Uh, amor de tu vida llegando por la entrada principal —informó Jet nuevamente, esta vez con disimulo.

Giré sin pensarlo dos veces, regalándole una boba sonrisa al chico de mis sueños, que respondió sin dudar. Sin embargo, debíamos mantener nuestra distancia o las consecuencias serían catastróficas.

—Odio esto —dije con hartazgo, mientras golpeaba levemente mi rostro contra la pared frente a mí repetidas veces.

—Supongo, Sky; pero no hagas eso —pidió Felicia, tomando mi brazo para dirigirme al aula.

Por la tarde, ella me acompañó de regreso a casa para poder hacer juntas una de las complicadas tareas que en ocasiones los profesores eran amantes de obsequiarnos, como si no tuviéramos una vida más allá de la escuela.

—Detesto que el mes recién haya comenzado y ya estén promocionando San Valentin. —Se quejó amargamente— . Idiotas, ¿qué acaso no saben que habemos solteros en el mundo?

Reí.

—Estás soltera porque quieres, Jet muere por ti.

—Jet es mi amigo, ¿comprendes?

—Sí, lo que digas —solté divertida, encogiéndome de hombros.

—¿Qué piensas hacer con Jos y Kaleb? —cuestionó intrigada, cambiando radicalmente el tema de conversación.

—Ya dejamos claro que no puedo hacer nada, seria en vano pensar algo. Además, tú sabes que el único al que quiero y he querido, es Kaleb. Jos jamás ha sido una opción.

Eres MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora