Nos encontrábamos en la segunda semana de diciembre; esa sensación de libertad por la cercanía de las vacaciones se encontraba presente, y yo... Definitivamente no podía ser más feliz.
Estas dos primeras semanas del mes más esperado por todos, habían sido realmente buenas. Desde que llegué a Barrow, no había tenido la dicha de sentirme de esta manera, pues mi vida se había ido al carajo gracias a Jos.
Platicar y desahogarme con Felicia sobre lo que estaba sucediendo, simplemente fue lo mejor que pude haber hecho. Gracias a ella, Kaleb y yo nos estábamos conociendo, y cierto es que era muy complicado, pero jamás imposible. Nos enviábamos cartas, y aunque no supiera realmente el motivo por el cual nuestra relación debía ser así, el chico lo aceptaba amablemente.
Era el hombre de mis sueños.
Gracioso, tierno, lindo, comprensivo y divertido. Además, esos ojos color esmeralda hipnotizaban a cualquier persona que le veían.
─¿Hay algo para la mensajera? ─preguntó Fel, entrando a casa un viernes por la tarde como si fuese la suya.
Pegué un suspiro enamoradizo y sonreí como si un gas de amor rosado con corazones se hubiera esparcido a mi alrededor.
─Eso definitivamente es un sí ─se respondió ella misma, con repugnancia y asombro mezclados.
Reí apenada y le entregué la carta.
─No sé cómo voy a agradecerte todo lo que haces por mí.
─Mira, querida amiga; ya te he dicho que me conformo con que me lleves a cenar diariamente con Freddo's. O por lo menos, una caja de chocolates semanal.
─No todo gira en torno a la comida, Fel ─dije sonriente.
─Estás loca si crees que no. ¿Chicos? ¿Maquillaje? ¿Vestidos? ¿Tacones? ¿Dinero? ... Por todos los mil demonios. ¿Qué es eso? ¡Comida, señores! Es rica, nutritiva, deliciosa y suculenta. Panza llena, corazón contento... dicen por ahí. ─terminó encogiéndose de hombros.
─Las papas fritas, las sodas y las malteadas no son nutritivas, Fel ─aclaré, mencionando sus manjares preferidos.
─¿Tú qué sabes? Las papas fritas vienen de la papa, la papa es un tubérculo, los tubérculos nacen de la tierra, y la naturaleza es sabía. Algo bueno debe de tener, ¿no lo crees? Intenta negarlo y te aviento con una de las papas que tiene tu madre en la nevera.
─¿Crees que Jos se entere de mi cita con Kaleb? ─cuestioné nerviosa.
El ceño de Felicia se frunció notablemente.
─¿Disculpa? Te estoy hablando de las papas, ¿y me sales con tu Kaleb?
No pude evitar reír un poco, para después, bajar una preocupada mirada.
─Tengo miedo de que salga lastimado por mi culpa.
─Kaleb... ─Miró su reloj─. Está entrando por la puerta de mi casa en este momento. Cuando vayamos hacia allá, Jos creerá que sólo es una pijamada de amigas; jamás se enterará de que Kaleb está ahí, ¿vale?
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Eres Mía
Fiksi RemajaLa vida que Sky tenía no está más, pues aquel que la había reclamado como suya desde que la conoció, no había quitado el dedo del renglón.