Merodeaba por los pasillos de la cabaña en compañía de mis fieles auriculares, los cuales tenían a Charlie Puth retumbando en mis oídos. Tarareaba la canción y meneaba mi cabeza alegremente siguiendo el ritmo, cuando de repente... mi felicidad fue interrumpida al tropezar con un enorme bulto.
─¿Qué? ─solté con fastidio.
─Creí que si te abordaba en tu momento de felicidad, serías amable ─dijo burlesco.
─Yo creí que eras más inteligente ─respondí sonriente.
─Ven acá, necesito hablar contigo.
Extendió su mano y, después de dudar algunos segundos, decidí tomarla. El dueño de aquellos ojos azul celeste me dirigió hacia el despacho, donde ambos tomamos asiento en el cómodo y acogedor sofá de piel que adornada el lugar con elegancia.
─Mañana debo salir y quería asegurarme de que...
─¿A dónde vas? ─cuestioné rápidamente, sintiendo un pinchazo en mi corazón.
─No es algo que debas saber, pero quiero... ─Me miró e hizo una pausa, puesto que mi caprichoso rostro desbordaba la gran intriga que poseía─. No me veas de esa forma, necesito que confíes en mí, Sky.
─Confío en ti y ya te lo he dicho. Es sólo que... no entiendo por qué aún guardas secretos. Ya sé muchas cosas, pero al mismo tiempo no sé nada y eso me frustra. Además, no me gusta que te vayas.
─Por favor, Sky.
Jadeé sin más y le miré, invitándolo a continuar con lo que en un principio fue su intención.
─Alonso se quedará contigo, y esta vez no habrá clase de defensa; tienes el día libre. Le pedí que te acompañe a visitar a tus amigos.
Mi ceño se frunció después de escuchar aquella última oración.
¿Realmente había escuchado bien? O es que tanto volumen en los audífonos habían dañado mi audición.
─ Tómalo como un obsequio de disculpas. No quiero que te sientas tan encerrada ─terminó.
Sin más, me abalancé sobre él, chillando de emoción.
Barrow me acogió, visité a Felicia, a Jetsam e incluso tuve la oportunidad de ver a Kaleb sin ocultarlo o inventar alguna historia boba. Las cosas habían dado un giro excepcional, pero aun así fue maravilloso pasar tiempo con ellos nuevamente cuando realmente pensé que no tendría esa oportunidad.
***
Observaba la magnífica vista que se alcanzaba a ver desde uno de los ventanales de la cabaña, tomando un sorbo del té caliente que mis manos sostenían.
─¿Te gusta? ─cuestionó Jos, colocándose a mi lado mientras introducía las manos en sus bolsillos.
─Es bonita─respondí con una pequeña sonrisa, sin dejar de observarla.
Poco a poco, sentí cómo se iba acercando a mí disimuladamente. Le miré de reojo y pude notar que su semblante era poco usual, así no dije nada. El tiempo transcurrió mientras ninguno de los dos articuló palabra alguna.
─¿Te gustaría cenar conmigo esta noche? ─soltó repentinamente y con apuro.
Giré hacia él y le miré extrañada.
─ Claro, siempre que estás aquí lo hacemos.
Escuché cómo llenaba de aire sus pulmones, para responder con dificultad después:
─No me refiero a eso. Yo... hablo de una cena, solos, tú y yo.
─Generalmente son así ─insistí sin comprender, perdiendo la esencia de la situación.
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Eres Mía
Teen FictionLa vida que Sky tenía no está más, pues aquel que la había reclamado como suya desde que la conoció, no había quitado el dedo del renglón.