Fuertes Sentimientos

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Capítulo Veintinueve


El camino a casa fue silencioso, pero no ese silencio incómodo que me hacia sentir querer estar lejos de él; todo lo contrario. Despertar cerca de Adam Blake esa temprana mañana invernal fue realmente extraño. No nos dijimos absolutamente nada del tema, sin embargo, las suaves caricias, coquetas sonrisa y fijas miradas durante el desayuno fueron atrayentes, de parte de ambos.
No supe cuándo fue el momento exacto en el que Blake se convirtió en mi mayor atracción, un chico atractivo, diferente a los demás. Me gustaba.

Adam Blake me gustaba más que nunca.

Mientras conducía no dejaba de verlo, claro, cuidando siempre que él no lo notara. Pero se me estaba haciendo imposible. Adam era tan perfecto. Esa forma de ser tan ruda y masculina que contrastaba tanto con su forma de ser anoche, como si fuera dos personas totalmente diferentes.

Entramos a la zona en la que quedaba mi casa y el auto de Adam comenzó a perder velocidad cuando llegamos.

-¿Todo bien? -preguntó al apagar el motor del auto-. Has estado muy callada.

-No, todo está bien. -Dije cuando quité el seguro del cinturón de seguridad para poder bajarme.

Estaba nerviosa, en su casa no habíamos tocado el tema. Hasta ahora actuábamos como esas comunes parejas de novios que se ven en teleseries juveniles.

Mordí mi labio inferior.

-¿Y mañana? -lo vi a los ojos.

-¿Mañana...?

-¿Vas a actuar como si nada hubiera ocurrido? -quiso saber.

-Lo de anoche... -titubie.

-¿Te gustó? -apresuró al interrumpir y mis mejillas ardieron.

¿Que si me había gustado? ¡Cielos! Por supuesto que sí. Me había encantado. Sentir a Adam Blake cerca, el olor de su cuerpo y la tibieza de su piel, Dios, todo en éste hombre se estaba transformando en perfección para mí.

-¿Te molestó que te besara? -su ceño se frunció ligeramente.

Negué de inmediato.

-No, no me molestó. En serio, fui yo quien comenzó todo y... -aseguré.

-¿Entonces?

Bajé la mirada.

-Entonces..., no creo que pueda sacar de mi cabeza algo como lo de anoche. Nunca había estado así..., ya sabes, con un chico. Además, eres Adam Blake. Fue una primera vez. -sonreí y él también lo hizo.

-También para mí -una pequeña carcajada escapó de mis labios.

-Pero que mentiroso eres.

-No miento. Yo... Yo nunca había compartido una cama con una mujer sin tocarla -lo vi atenta-; sabes a lo que me refiero -añadió. Por supuesto que lo entendía.

Era un atractivo chico que se llevaba a la mujer que pudiera a la cama, siempre con el fin.

Era la primera.

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