Más De Mí

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Capítulo Cincuenta y Uno


Al siguiente día el sol no pudo entrar gracias a las gruesas y oscuras persianas del cuatro de Adam. Llevo más de media hora despierta, observándolo dormir a mi lado. La primavera llegó y el calor junto a ella también. Siento la humedad en mi zona vaginal, y me avergüenzo al pensar, que todo lo que tenía ahí, era la marca que Adam me había dejado durante la noche. 

Suspiro.

Yo inicie todo, deseaba sentirlo y también, de algún modo, quise corregir lo que había pasado ayer con Vincent. Porque estoy clara de que eso no debió pasar; llevarlo a mi casa, reír, bailar, jugar con él y hasta a estar a escasos centímetros de... ¡Cielos! Lo único que espero es que Adam nunca se entere, y sí, eso me convierte en una completa hipócrita al pedirle que confíe en mí. Me pongo de pie y entro al baño luego de buscar una toalla limpia en su armario, porque también había olvidado empacar eso. Entro a la ducha y dejo que el agua corra por mi cuerpo desnudo. Me siento cansada y me duele el vientre. Al salir de ahí me seco y observo en el espejo de cuerpo entero, viendo varias marcas sobre mi piel. 

Niego lentamente al pasar mis dedos por ellas.

Anoche me entregue a él nuevamente. Fue diferente. Sus manos en mi cuerpo fueron dominantes. Sus labios entreabiertos. Sus jadeos... ¡Rayos! El sólo recordarlo me eriza toda la piel. El timbre del departamento suena varias veces y salgo del baño, viendo a Adam aún dormido. Tomo su bata de baño y la pongo sobre la toalla que rodea mi cuerpo.

Mis mejillas y resto del rostro arden al ver a la tía de Adam.

Tammy.

—Hola... —saludo nerviosa y cuando ella lo hace, bajo un poco la tensión.

—¿Me invitarás a pasar?

—¡Oh! Por supuesto —extiendo la puerta, sintiéndome tonta.

—¿Adam está aquí?

—Durmiendo.

—¿Llegó muy tarde anoche?

Frunzo el ceño.

—¿Cómo lo sabe?

Tammara suspira.

—¡Uff querida! Ni imaginas el espectáculo que se armó anoche en casa de Ángela.

—¿Adam estuvo ahí?

—Claro querida —Tammara se quita su pañoleta y se sienta en uno de los sofás—. Adam nuevamente fue víctima de la inestabilidad emocional de mi querida hermana. 

Me siento a su lado y achico un poco los ojos, un tanto tímida, porque temo sonar impertinente.

—¿Qué fue lo que pasó exactamente?

Tammara se toma la cabeza y sus labios comienzan a moverse, contando todo lo sucedido. Cubro mis labios según iba comprendiendo la gravedad del asunto, siendo Adam el único perjudicado. Odiaba que lo hicieran sentir así, sólo, como si fuera una basura.

—Adam ha soportado sólo todo esto. Y antes era peor.

La mirada de Tammara se apaga por un segundo.

—En cuanto Daniel falleció y a Adam le dieron el alta, aproximadamente un mes después de que todo esto pasara, la crisis de mi hermana comenzó. Culpaba a Adam día a día, junto a Liam, quien hacía todo lo posible por contenerla para que Adam no la oyera... Finalmente no fue suficiente. Adam fue creciendo y todo se fue al carajo.

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