Lo Que Jamás Me Esperé

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Capítulo Treinta y Siete


Mis pies estaban totalmente quietos, como si estuvieran pegados al suelo. Firmes y tiesos. Adam estaba a mi lado derecho, y su semblante lucía tan seguro como siempre, imperturbable, con sus manos en el interior de sus bolsillos. Al otro lado se encontraba Rosie, con los brazos cruzados y una ceja ligeramente alzada, demostrando el claro rechazo que Adam le provocaba.

—Hola —besó mi mejilla, casi sobre la comisura de mis labios, y yo me tensé cuando Rosie achicó los ojos.

—Hola Adam —saludé completamente sonrojada.

—¿Y a dónde vas? —preguntó suspicaz.

Rosie bufó con mala gana y lo vio a él.

—Creo que a dónde vaya o no Angie, deja de ser problema tuyo. —Rosie se adelantó.

—No te metas en esto Stuart. —El semblante de Adam demostró el mismo desagrado por Rosie. Ella sonrió con cinismo.

—Me meto en lo que se me pega la gana. —Frunció el ceño—. ¿Y es que desde cuándo Angie debe darte explicaciones a ti?

—Desde que sale conmigo. —Respondió con firmeza.

—Adam —pesqué su brazo y él bajó la mirada a mí.

—Eres un desastre —oímos decir a Rosie y Adam entonces levantó la mirada a ella.

—Y tú una patética mentirosa.

—¿Mentirosa yo? —los músculos del rostro de Rosie se endurecieron.

—¡Ya basta! —pedí cuando los ánimos se pusieron más pesados.

Adam me vio y luego la vio a ella nuevamente.

—Angie míralo, ni siquiera sabe controlarse. No es más que un maldito animal —lo señaló despectivamente.

—¿Animal yo? —Adam sonrió con cinismo al cruzarse de brazos—. Veo que te crees muy superior. Espero que hoy seas honesta. O lo seré yo.

Lo mencionado por Adam logró molestar mi curiosidad, y del mismo modo miré a Rosie, pero ella no hizo más que desviar su mirada. Algo de eso llamó mi atención. Ella negó despacio cuando vio a Adam y él simplemente alzó una de sus cejas. Sin dudar en su postura.

Rosie ocultaba algo, estaba claro. Y Adam lo sabía.

—Solo digo que no eres la mejor compañía para mi amiga.

—¡Já! —Adam se burló—. ¿Y tú sí…?

—Chicos… —susurré.

—Mira tu posición y la mía Stuart. Lamento decirte que no hay comparación. Además, buena o mala influencia… ¿Quién está sacando a Angelina de la escuela?

Rosie empuñó sus manos, estaba realmente molesta.

—Okay, a ver… ¿En serio crees que eres bueno? —el rostro de Rosie estaba rojo de furia—. Tú no eres bueno Blake, no eres bueno para nadie. Mucho menos para Angie. Fui yo la que tuve que ir el sábado a la comisaría por ella. Debiste verla, estaba jodida de miedo, pero claro, estabas aislado en una celda por comportarte como la basura irrespetuosa que eres.

—Rosie —llamé cuando consideré que sus palabras se estaban excediendo.

—Estaba tan asustada y preocupada de lo que sus padres pudieran pensar —continuó—. Ella no es como las putas que acostumbras a llevarte a la cama. Ella es diferente, muy diferente a ti. Te apuesto lo que quieras que más temprano que tarde terminarás cagándola. Así. —Rosie se acercó lentamente y chasqueó los dedos justo frente al rostro de Adam, entonces él también se acercó.

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