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Es otro día así que me despierto de mala gana me maquillo y me pongo un bonito vestido rojo elegante ya que vamos a comer en un restaurante elegante, odio esos lugares tienes que comer con un mil de cubiertos así que nos subimos al auto veo emocionada a Luna y a Ritchie, sé que debería estar feliz por Luna pero de verdad no quiero eso, algo extraño está pasando y no me lo han dicho, mis pensamientos están en que si esa mujer llega otra vez a seducir a Ritchie ya que fue su única mujer de toda la vida y se que en alguna parte de su corazón, ella sigue ahí.

Llegamos a la pista de aterrizaje así que nos bajamos llega el Jet privado que tiene una bandera de Canadá, primero bajan algunos guardias con trajes y lentes obscuros, después baja el, el funcionario político de Canadá el hombre más rico y después sale la estúpida perra muy elegante por cierto pero toda la gente que la admira en Canadá sabrán que abandono a su hija con cáncer terminal cuando ella apenas salió de su estómago y al cual también abandono a su esposo que la amo como a nadie, les apuesto que el, la sigue amando, aun veo su brillo en sus ojos cuando lo volteo a ver, el la sigue amando.

-Buenas tardes.-nos dice Bryan.-Un placer conocerlos.-nos da la mano a ambos.-No puedo creer que estoy conociendo a la más buscada de todo el mundo Gloria Miller Moreno.-me besa la mano.-Un gusto conocerla.

-Espero que no me esté tendiendo una trampa, porque no querrá conocerme... Señor Bryan.

-Por supuesto que no, mi mujer me hablo de usted del Señor Ricardo y de su dulce hija Luna, y me pareció una buena idea conocerlos a todos.

-Que buena idea no Nora, creo que te gusta hablar de la vida ajena.

-Gloria.-dice Ritchie.-Porque mejor no vamos a comer.

-Me parece bien.-dice Nora.

Cada quien toma su camioneta y salimos de la pista.

-Gloria, podrías guardar un poco de respeto no quiero quedar mal.

-Bien entonces me hubiera ahorrado levantarme, maquillarme y verme bien el día de hoy, ya que me trajiste a la fuerza.

-Gloria, solo quiero que nos llevemos bien solo quiero eso.

-Tratare.

-Hazlo por Luna ella es feliz.

-Tratare, ya te lo dije.

Llegamos al restaurante Flamencos, el dueño es cliente de Ritchie ahí va solo la gente decente y culta solo que ellos creen que todo se lo merecen y también ellos sienten que ellos no rompen ningún plato los ricos se hacen más ricos mientras a los pobres siempre los hacen más pobres, me dirán que hace una persona mafiosa hablando de política y de robarles a los pobre, yo no lo hago, todo mi dinero se va a la caridad.

-Y bien señorita Miller, la puedo llamar así.

-Si claro.

-Como le hace para esconderse del FBI, de haberlo sabido que iba a estar con nosotros hubiera traído mi ejército.-ríe sarcásticamente.

-Señor se está burlando de mi o conmigo.

-Con usted.

-Bien, si usted debía traer a su ejército, el mío siempre está preparado.-sonrió.-Así como yo puedo decir guerra la guerra se hace, usted cree que siempre estoy desprevenida, porque creo que está equivocado.

-Es por eso que la Agente Scott se ha vuelto loca buscándola a usted, y a mí y al gobierno de Canadá nos ha pedido ayuda para buscarla.

-Señor esa mujer está loca, ella solo quiere mi cabeza nada más.

-¿Cómo?

-Si su trofeo, es mi cabeza, mi familia tiene demasiados enemigos, si algo quieren de nosotros los Miller que somos dos, es nuestra cabeza y espero que usted no quiera eso.

-Usted ha dejado mucha gente muerta.

-Por favor, no me venga...-me interrumpe Ritchie.

-Dejen de hablar de eso hay una pequeña aquí que oye todo.

-Disculpe.

-Mami quiero ir al baño.

-Bien la llevare.-con permiso.

-Se va a poner de parte de la agente Scott.

-Eso no lo estoy diciendo.

-Bien, porque me llama asesina, todos los malditos asesinados en los Ángeles y en todo el mundo me culpan de asesinatos que no he cometido ni he mandado hacer, todos los putos asesinatos me los han manchado solo a mí, si asesino.

-Asesinas porque quieres.

-No Señor yo asesino a gente que me intenta matar y me quiere traicionar, yo no asesino por placer y manchar el nombre de los de más, pero porque usted no me dice algo más.

-De que habla.-me dice confuso.

-Usted le roba a los pobres para enriquecer a los más ricos o para enriquecerse usted mismo.

-NO LE VOY A PERMITIR QUE ME HABLE DE ESA MANERA.-me levanta la voz.

-Gloria.

-Porque me voy a callar, el si me puede llamar asesina pero yo no lo puedo llamar ladrón.

-No confunda las cosas, usted vende droga alrededor del mundo al igual que replicas.

-Si pero mi dinero no lo uso para enriquecer a los ricos, es para dárselo a quien no tiene, no suelo venir a estos lujosos restaurantes, prefiero ir a los negocios que he ido a comer donde la gente no te pide que estés asociado a un lugar como estos en donde solo te sientes, para cenar comer o desayunar y sentirte como en casa, a esos lugares suelo ir en donde veo que el dinero que le he dado a gente humilde les ha servido y han sabido salir adelante, de eso hablo señor.

Me levanto de la mesa, Ritchie me toma de la mano.

-A dónde vas.

-Yo me retiro, no me vengo a confesar aquí.

Salgo casi corriendo le digo a mis hombres que nos vayamos, salimos de aquel lugar durante el camino mi chofer un pequeño de 18 años al cual su madre lo mando a trabajar conmigo ya que han tenido días difíciles.

-Que tiene Señorita, se ve muy triste.

-Las personas me hacen sentir como si fuera el diablo.

-Usted lo ha dicho así.

-Lo se.-sonrió.-Solo que a veces hay personas que me hacen sentir tan mal.

-No se sienta mal, usted sabe que ha hecho cosas malas pero ha sabido componerlas.-me dice.

-Lo sé.

-Señorita al parecer nos están siguiendo.

-Estas seguro.

-Si desde que salimos del restaurante.

Volteo y veo un auto igual al que traía el hijo de perra...

La Jefa de JefasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora