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A la mañana siguiente me despierto, y Ritchie aún no está en la cama no me ha llamado ni mucho menos lo he visto el día de hoy, alcanzo mi teléfono y lo llamo.

-Halo.

-Ritchie, donde demonios estas.

-Todo el día de ayer me la pase en la jodida oficina, estoy en el juzgado terminando un juicio, te llamo cuando termine.

-Está bien, cuídate bebe.

-Te extraño, te veré en la tarde para comer.

Ambos nos quedamos en silencio.

-Te amo.-se me sale.

-Y yo a ti, mi reina.-se escucha una voz.-Te dejo te veo por la tarde, te amo.

Cuelgo el teléfono.

Me pongo hacer la cena, al terminarla me doy una ducha y me pongo un vestido bonito. Apago todas las luces y me siento en el comedor con dos velas encendida. Oigo que la puerta la abren y veo que se para y me sonríe tira su portafolio y corro abrazarlo, estoy descalza y me paro arriba de sus pies, pongo mis manos alrededor de su cuello, y le doy un beso profundo, veo sus ojos brillantes y beso cada parte de su cara, que queda lleno de labial.

-Que sorpresa, no llegare a casa más seguido.-sonríe.

Le doy un golpe en el pecho.

-Cállate, ven siéntate.

Nos sentamos a cenar y tomar vino, me platica como termino el caso y se deshizo de su despacho al igual le dio un buen dinero a su secretaria. Así que todo está terminando bien.

Nos fuimos a la cama y tuvimos un buen sexo. Por la mañana siguiente me despierto, envuelta en cobijas y la luz del sol me cala en los ojos, veo el reloj y son las 10:30 am de un sábado común, cuando me siento veo que Ritchie, entra a la habitación con una rebanada de pastel de chocolate, un vaso de jugo de betabel y mis medicamentos, solo que miro raro a su bandeja, la rebanada de pastel tiene una velita.

Demonios hoy es mi cumpleaños.

-Felicidades, a ti que cumplas muchos más años.-se sienta a un lado mío.-Pero que esos años los cumplas junto a mi.-me besa.

-Gracias.-lo beso.

-No te acordabas que hoy es tu cumpleaños.

-Sí, porque lo dices.

-Por la cara que hiciste cuando viste la velita.-se ríe.

-Bueno si, te juro que no se en que día vivo.

-Bueno tranquila.

-26 años ya, que vida he hecho.

-Lo importante es que aun sigues viva.

-Pero me hubiera gustado, que mi padre estuviera aquí conmigo.

-Lo se.-me abraza.-Pero sabes que el también, pero a veces las personas tienen que marcharse.

-Tú nunca me vas a dejar sola.

-Jamás Gloria, jamás te dejaría, eres mi todo, mi vida.

-Te amo Ricardo, te amo con todas mis fuerzas, que a veces tengo miedo de lo que siento por ti.

-Porque lo dices.

-Porque siempre que amo a una persona siempre me la arrebatan.

-Eso no pasara conmigo, te lo prometo.

Dejo la bandeja en una mesita.

-Me dejas demostrarte, cuanto te amo.

Me dice sorprendido que si con la cabeza.

Lo acuesto en la cama y me subo arriba de él, me rio y él también lo hace, lo beso en sus labios dulces. Beso sus mejillas y acaricio su barba crecida, bajo a su cuello y lo lleno de besos, bajo a su abdomen y beso su escultural cuerpo, lo roso con mis dedos, y veo que sus ojos se cierran, bajo un poco más y doy pequeños besos debajo de su abdomen. Bajo su pantalón deportivo con su bóxer y dejo ver su miembro. Yo ya desnuda me subo arriba de él y entro a él, veo sus ojos, me toma de la cintura y yo comienzo a moverme, unos movimientos suaves y luego rápidos. Ambos llegamos al final. Bajo a su pecho cansada y sudorosos ambos, beso sus labios, bajo poco a poco. Y me recuesto a un lado de él y el me atrae a él.


La Jefa de JefasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora