Capítulo Diez

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“Mi padre ha vuelto. Ha vuelto a ser la persona que conocía. Me encontré con él en su hotel y charlamos, almorzamos, después cenamos y nos pusimos de acuerdo para volver a vivir la vida que solíamos vivir. No iba a ser igual, pero íbamos a intentarlo y eso era lo que me alegraba más. Me hacía falta sentir una familia, y pronto él estaría de vuelta en casa, pronto ya no estaría sola.

Además, tengo a Logan. Logan me quita el sueño. Nunca antes me había sentido así con una persona, ¿es normal? Creo que sí es normal a mi edad. Dieciséis años y loca por un chico, pero lo bueno era que el chico estaba loco por mí también, o eso es lo que creo…

¿Cortes? No, no ha habido. Llevo una o dos semanas sin siquiera tener las ganas de cortarme, solo he estado pensando en la luz que ha llegado y que pensé que no volvería a encontrar. Ahora por fin entiendo la letra de The Smiths. There is a light that never goes out. Mi luz nunca se había ido, pero yo la había perdido de vista. Estoy agradecida, es lo único que se me ocurre escribir en este cuaderno, la única forma que puedo demostrar mis sentimientos como usted, doctora, me lo ha pedido. No hay cortes sino palabras.”

—Vaya, Delilah, no me esperaba esto —dijo la Doctora Coleman, o como ella prefería que le dijera, Jenna. —Estoy sorprendida. Tu primera página y es todo muy positivo, de verdad no me lo esperaba.

—Tampoco yo, Jenna —admití mordiéndome el labio inferior. —Pero fue algo que surgió después de venir a visitarte, fue como… como si todo se fuera arreglando de a poco.

—“No hay cortes sino palabras” —repitió en un murmullo la doctora. —Me gusta eso.

—¿Le confieso algo? —dije esta vez mirándola a sus ojos.

—Para eso estoy.

—Antes de que mi hermano muriera, mi sueño era convertirme en una escritora. Leía novelas y quería ser como esas personas, quería crear un mundo con palabras, escribí muchas que nunca terminé y que siempre dejé en el aire, pero… cuando Beau murió, decidí dejar todo —sentí como mi voz comenzaba a quebrarse. Siempre era así al hablar o pensar en Beau.

—Pero te das cuenta que tu mundo no terminó cuando él murió, ¿cierto? —Jenna juntó sus manos sobre su escritorio, mirándome de manera intensa.

—Por meses creí que así fue, pero no… no he muerto, sigo viva y quiero seguir estándolo.

—Avanzaste más de lo que cualquier persona avanza. Realmente estoy impresionada, diste unos pasos agigantados.

—Todo se lo debo a una persona —murmuré tan bajo que incluso creí que ni ella me había escuchado.

—Logan.

Asentí suavemente y una sonrisa se dibujo instantáneamente en mi rostro.

—Es como si Beau me lo hubiese mandado. Me ha salvado —admití.

—Bueno, gracias a él estás aquí y gracias a él estás bien. Quizás si es un regalo que tu hermano te envió, cuídalo. He hablado con él, es un chico increíble y realmente le importas.

—Lo sé, Sra. Coleman… digo, Jenna —me corregí antes de que ella me enviara una de sus feas miradas.

Cerró el cuaderno y anotó un par de cosas en su computador, cosas que en realidad a mí no me importaban, por mucho que se trataran de mí. Saqué mi celular y tenía tres llamadas perdidas; dos de Logan y una de mi padre. La doctora me devolvió el cuaderno y me dedicó una de sus tan agradables sonrisas.

—Nos vemos el próximo domingo, sigue escribiendo y felices fiestas, Delilah.

Felices fiestas, era cierto. Se venía la navidad y el año nuevo…

En la Oscuridad y la LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora