Prólogo

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         Mi historia no es fácil de contar, me costó un mundo poder abrirme con distintas personas para hablar sobre mi tema pero la verdad es que se puede, se puede hablar de esto sin tener vergüenza, y es lo que aprendí hace un par de años, cuando creí que todo iba mal pero pude ver el sol, el sol que no había brillado para mí por mucho tiempo, lo había vuelto a encontrar y se sentía mejor de lo que recordaba.

        ¿De que estoy hablando? ¿Cuál es mi historia? No es sencilla y es larga, pero a la vez me agrada tener nuevamente la oportunidad de poder contarla, porque cada vez que la cuento me siento más orgullosa de mí misma, de haber sido capaz de superar una etapa en la vida que muchos no pueden y dejan ahí.

        Y aquí va nuevamente la pregunta "¿Cuál es la historia?" Bueno, aquí se las cuento ya.

En mi familia éramos cuatro, mi madre, Anne; podría decir la mejor madre del mundo, pero ya saben, todos creemos eso de nuestras madres, mi padre, James; un hombre de dinero, hijo de Albert Schneider –mi abuelo- dueño de una de las empresas más famosas de los Estados Unidos, empresa que mi padre había heredado años antes que yo naciera, y el último pero no menos importante, mi hermano Beau. Beau era cuatro años mayor que yo, y todo se resumía que él era mi modelo a seguir, mi héroe y yo era su pequeña princesa, a quien cuidaba las 24 horas del día, aunque él fuese cuatro años mayor que yo solíamos ser inseparables, mi protector en todo momento y sobre todo en la escuela.

        La escuela... cuanto odiaba ese lugar, desde sexto grado ese lugar se había convertido en un infierno para mí. Mi escuela era una de las más caras de New York y se podría decir que las personas de ahí eran las peores que había conocido en mi vida, yo no encajaba en ese lugar, me sentía como un parásito lleno de personas desconocidas y desagradables que se dejaban llevar por cuanto dinero tenía el de al lado, sin duda alguna yo no pertenecía a ese lugar, y ese fue el motivo por el que me hicieron sentir que vivía en un infierno, el ser diferente en un lugar de personas iguales. Eso hizo que las personas comenzaran a verme como una rara, y con eso también comenzó el bullying, las burlas a mi aspecto porque no me vestía como todas las chicas lo hacían. En ese punto mi hermano fue lo más importante para mí, el pilar que me mantenía encerrada en ese lugar tan feo al que estaba obligada ir.

        Mi hermano se convirtió en mi mejor amigo, al estar tan sola la única persona en la que confiaba dentro del establecimiento era Beau, sus amigos terminaron siendo mis amigos, pero aquello no duró mucho, él era mayor y debía graduarse, lo que me volvía a dejar completamente sola en la escuela.

        El bullying volvió con el tiempo, amenazas y más burlas de compañeros de clases, burlas que en realidad no tenían sentido alguno ¿Qué era lo malo de ser diferente? Creía que era fuerte, pero con el tiempo me di cuenta que en realidad sí me importaba lo que las personas pensaran o dijeran de mí, simplemente era otra persona débil, demasiado débil y cobarde. Fue así como empecé a autofragelarme, al principio fue algo que sólo hice cuando me sentía miserable, pero con el tiempo se volvió parte de mí, lo hacía cada vez que sentía la necesidad de hacerlo, y no eran pocas veces, me dañaba mis muñecas, partes superiores de mis brazos y a veces llegaba a hacerlo hasta en mis piernas, no sabía porqué pero se sentía como una excelente escapatoria de la realidad, y me recordaba a todas las veces que me sentía tan mal, para mí cada corte significaba algo.

        Aquello era el único secreto que escondía de mi hermano, era la primera vez que no le contaba a nadie sobre lo que estaba pasando en mi vida.

        A los quince años, un tiempo después de que mi hermano comenzó la Universidad salimos todos a festejar la beca que había obtenido, la mayor parte de mi familia se encontraba en el restaurant para celebrar por mi hermano mayor, pero más que celebración esa noche terminó en tragedia, yo sabía que algo le pasaba a Beau, porque no llevaba su sonrisa de siempre, y si comenzaba a analizarlo, hace bastante tiempo que no lo veía sonreír como era de costumbre, las pocas veces que lo hacía era cuando estaba conmigo, me había pasado mucho tiempo encerrada en mi habitación que no me había dado cuenta de que mi hermano había cambiado bastante desde que comenzó en la Universidad.

        Después de que la cena terminara volvimos todos a casa, teníamos planeado ver una película pero Beau se excusó que se sentía cansado y que prefería dormirse, así que quedamos mi padre, mi madre y yo para ver la película, no recuerdo exactamente la película que miramos sólo recuerdo que era una sobre guerras, de las que a mi padre le encantaba ver y que mi madre y yo detestábamos pero soportábamos por mi padre.

        Una vez que la película terminó mis padres subieron hasta su habitación, yo decidí pasar a ver a mi hermano, su habitación era la más lejana de la casa, se encontraba en el tercer piso o mejor dicho, mi hermano había convertido la azotea en su habitación. Llevé una de mis manos a la puerta y con mis nudillos toqué ésta, esperé por unos minutos pero no había respuesta, lo más seguro era que se encontraba dormido, por lo que decidí entrar. Lo que vi en ese momento era una imagen de la que realmente desearía poder olvidarme... al entrar por la puerta de la habitación de Beau, lo primero que vi fue su gran colección de CD's desparramada por el suelo, sin entender el porqué llevé mis ojos hasta el interior de la habitación y mi vista enseguida se nubló al ver lo que tenía al frente.

        Lágrimas salían disparadas desde mis ojos, una tras otra sin parar, sentí como se rompían las carátulas de cada CD cuando dejé caer mi cuerpo en el suelo. No supe que hacer más que llorar, llorar abrazada de mis piernas, grité el nombre de mis padres varias veces cuando por fin pude respirar y a los pocos segundos los sentí subir las escaleras corriendo.

        El grito de mi madre y el llanto de ambos retumbó en la casa, lo que hizo que me levantara del suelo y los fuera a abrazar, ver la imagen de Beau colgando del techo de la habitación era sin duda alguna lo más difícil que me había tocado vivir.

        Mi hermano, mi héroe, mi protector, mi Beau se había suicidado.

En la Oscuridad y la LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora