Capítulo Veintinueve

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El baile de invierno se celebraba el primer fin de semana después de las fiestas, era una especie de “Bienvenida” por haber estado dos semanas de vacaciones. Jamás, en todos los años que había estado en la escuela, había ido a uno de los bailes. Ni siquiera cuando me juntaba con Beau. Ellos simplemente iban con sus chicas y yo me quedaba en casa viendo algún maratón de películas o simplemente viendo series en internet. Así que para mí el baile era un misterio, algo completamente desconocido y la verdad, algo que no me animaba para nada. Encontraba tan estúpido que las chicas estuvieran como perritos atrás de los chicos para que le pidieran ir al baile, ¿acaso no podían ellas preguntárselo? Además el gastar tanto dinero para solo una noche y torturarse con sus plataformas de treinta centímetros y toneladas de maquillaje. Es una porquería.

       —¡Se viene el Baile de Invierno! —exclamó Neil con una gran sonrisa dejando su bandeja caer sobre la mesa.

       —Oh, por fin… —lo siguió Ellen.

       —¿Ustedes van a eso? —enarqué una ceja y todos asintieron.

       —Y este año tú vendrás con nosotros —sonrió Jared.

       Hice una mueca y Logan me abrazó acercándome a él.

       —¿No me digas que nunca has ido?

       —Acertaste —murmuré —Jamás he ido a algún baile de esta estúpida escuela.

       —¡No puede ser! —exclamó Ellen llevándose un bocado a su boca. —Tienes que ir, ¡son increíbles!

       Reí al darme cuenta que tenía la boca llena de comida y aún así me hablaba.

       —Ugh Ellen, eres tan asquerosa —se quejó Jared observándola.

       Ellen hizo una mueca dándole un suave golpe en el hombro y después de tragar toda la comida y beber de su jugo volvió a hablar.

       —Lo que quiero decir… —fulminó a Jared —Es que este año vas a ir sí o sí y con nosotros.

       —No sé si me sienta muy cómoda en ese tipo de cosas —arrugué la nariz.

       —Mujer, yo te ayudaré con todo —dijo ella. —Operación un baile para Delilah.

       Los chicos rieron y yo me quedé en silencio, ¿sería buena idea ir a la fiesta? Suspiré.

       —Lo pensaré —dije terminando mi almuerzo.

      

       Caminé a mi clase de literatura junto a Logan. No éramos esas parejas que demostraban el amor en público, ni siquiera caminábamos tomados de la mano, pero me gustaba así, Logan no era solo mi novio, también era mi mejor amigo y me sentía cómoda de esa manera.

       —Mis padres quieren que vengas a cenar hoy —dijo ya sentados en nuestros puestos.

       Recordé enseguida el incidente en la fiesta de Año Nuevo y mi “escena de celos” por la ex novia de Logan, Stacy.

       —Oh, uh… cl-claro —respondí titubeando.

       —¿Qué pasa?

       —Nada —le sonreí —Es solo que me da vergüenza por lo del año nuevo.

       —Amor, eso es lo más tonto del mundo —me aseguró —No es nada —besó mi mejilla y la conversación terminó justo en el momento que el profesor llegó a la clase.

*

       —¡Oh por Dios, literatura es tan aburrido! —exclamé saliendo de la sala. —¿Cómo haces para que suene tan divertido?

       Logan rió y se encogió de hombros.

       —Quizás sea mi increíble encanto —levantó sus cejas.

       —Oh, claro Príncipe Encantador —puse los ojos en blanco y él volvió a reír.

       —A las siete, en mi casa —me dijo y se despidió de mí.

       Maldito suertudo, sus clases ya habían terminado y yo seguía atrapada con una hora extra de inglés. No era que inglés no me gustara, de hecho era uno de los pocos ramos que disfrutaba, pero el saber que la mayoría de mis amigos ya estaban en casa mientras yo me encontraba sentada en clases hacía que me deprimiera y odiara inglés.

       Tenía quince minutos de descanso. Quince minutos en los que no sabía que podía hacer porque ninguno de mis amigos se encontraba en la escuela. Volvía a estar sola como era de esperarse.

       El patio de la escuela estaba ocupado por chicos más grandes que yo o por los jugadores de fútbol americano.

       Miré mi reloj. Aún me quedaban unos catorce minutos, ¿por qué el tiempo se pasaba tan lento cuando uno estaba solo? Me senté en una banca, la única vacía y me puse los auriculares para entrar en mi propio mundo. Tiré mi cabeza hacia atrás mientras disfrutaba de la voz de Alex Turner. Dios, el nuevo álbum de Arctic Monkeys era realmente bueno.

       Me sacaron de mi perfecto estado de relajación en cuanto sentí que me tocaban el hombro. Me aparté los auriculares y me encontré con Adam a mi lado.

       —Delilah, ¿qué haces?

       —Uhm, escuchar música —respondí como si fuera algo obvio y él rió al darse cuenta. —¿Qué tal la práctica?

       —Igual que siempre —se encogió de hombros llevando su vista hacia la cancha de futbol.

       Fue extraño estar junto a Adam y notar como las chicas a mi alrededor murmuraban cosas, de las que yo suponía no tenían nada que ver con la muerte de mi hermano. Las detestaba, ¿acaso no tenían vida? Lo más seguro es que pensarían que me moría por Adam.

       —¿Y cuántas invitaciones al baile ya has recibido? —le pregunté poniendo algún tema sobre la mesa.  Adam me observó y rió con un movimiento de hombros. —Oh, vamos… no me vas a decir que ninguna, porque no te creería.

       —Tienes razón.

       —Siempre es así —bromeé.

       —Me han insinuado —arrugó su nariz. —Cheryl Jones, Tina McCoy y otras que ni siquiera recuerdo.

       —¿Cheryl Jones? Es linda —admití. Cheryl había sido un apoyo importante cuando recién llegué a esta escuela, pero la popularidad se la tragó e hizo que cambiara cien por ciento. Fue una lástima haberla perdido como “amiga”.

       ­—Sí —respondió sin mucho interés.

       —¿Pero…? —enarqué una ceja.

       —No es con quien pienso ir —murmuró y esbozó una amplia sonrisa.

       Iba a preguntarle quién pero la voz del entrenador Stoker me interrumpió. Adam se levantó y se despidió de mí, corriendo de vuelta a la cancha para volver a su entrenamiento.

En la Oscuridad y la LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora