Capítulo Veintiséis

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—¡Estoy tan orgullosa de ti! —mi madre dijo con lágrimas en sus ojos, lágrimas que de a poco recorrían sus mejillas.

       —Mamá, no llores, no es para tanto.

       Reí, podía notar lo avergonzado que se encontraba con solo ver su mirada y como sus mejillas tomaban un color más intenso.

       —Mamá, lo estás avergonzando —dije en un tono burlón. —Estás avergonzando a Beau.

       —Es que no puedo estar más orgullosa —mi madre volvió a decir y pasó un pañuelo para quitar esas lágrimas de su rostro.

       Beau simplemente esbozó una sonrisa, una débil que no solía verse en su rostro. Algo extraño le pasaba. Las sonrisas de mi hermano solían ser tan autenticas y grandes que me daban envidia.

       —¡Un salud! —sugirió mi padre, alzando la copa. Todos los presentes tomamos la copa que teníamos frente a nosotros –la mía solo contenía jugo de frutilla- y la acercamos hacia el medio de la gran mesa. —Un salud por mi hijo y por las becas que obtuvo. Un salud por Beau y por su primer año en la universidad, un primer año completamente exitoso.

       —¡Salud! —dijimos todos con sonrisas en nuestros rostros. Gran parte de mi familia estaba presente celebrando la beca obtenida por mi hermano.

       Y Beau sonrió algo incómodo, acercándose el vaso para así beber de su champaña.

 

       —¿Qué tal si vemos una película para terminar la celebración? —dijo mi madre una vez que estuvimos los cuatro de vuelta en casa.

       La idea de mi madre nos convenció a mi padre y a mí enseguida. Las noches de película eran una parte importante de nuestras vidas y a mí me encantaba pasar tiempo con mis tres personas favoritas.

       —Yo paso —dijo Beau —Estoy muy cansado —bostezó y nos dedicó una sonrisa. Nuevamente era una fingida sonrisa.

       Rayos, algo le pasaba y no quería hablarlo. De esta no se escaparía.

       —¿Seguro? —mi padre habló y Beau asintió desapareciendo enseguida escaleras arriba.

       Sus pasos se escucharon hasta que llegó al último piso de la casa y lo que era su habitación. Después se escuchó la puerta cerrar y el silencio invadió la sala.

       ­—Bueno, dejémoslo, mucha celebración para él —mi madre dijo y se acercó a la caja de películas.

       —¡De guerra! —mi padre exclamó.

       Mamá y yo nos miramos negando enseguida y después de quince minutos de discusión accedimos a ver la película que mi padre tanto quería ver. Me quedé dormida en más de una ocasión, siendo despertada por los codazos que mi padre me daba y sus “Esta parte es increíble, no te la puedes perder”, a lo que yo simplemente respondía poniendo mis ojos en blanco y un “Aja, como digas, papá”.

       —Buenas noches —les dije a mis padres, despidiéndome una vez que la película terminó.

       —Buenas noches, amor —mi madre besó mi mejilla y desapareció entrando en su habitación. Mi padre hizo lo mismo; me deseó buenas noches, besó mi frente y entró después de mi madre cerrando la puerta a sus espaldas.

       “Beau, no te escaparás de esta charla, algo extraño te pasa y quiero que me lo digas ahora”, esas iban a ser mis palabras exactas para mi hermano.

       Subí las últimas escaleras, las que me guiaban hasta la puerta de la habitación de Beau y después de tocar como loca y no tener respuesta decidí entrar.

       Su cuerpo colgando.

       Sus ojos abiertos.

       Su boca entreabierta.

       Su colección de CD’s desparramada en el piso de su habitación y la canción de Simple Plan “When I’m Gone” sonando.

       “No, we’re not gonna waste another moment in this town. We won’t come back, the world is coming out. Leave the past in the past gonna find the future and misery loves company well so long. You’ll miss me when I’m gone. You are gonna miss me when I’m gone.”

       —¡Noooo! —exclamé angustiada, despertando de la pesadilla que había acabado de vivir. Miré a mi alrededor y me encontré en la habitación de Logan, mi respiración se encontraba agitada, mi pecho subía y bajaba a una velocidad que hasta yo temía. Sentí mis manos sudar y pude ver como temblaban.

       —Delilah, ¿estás bien? —preguntó Logan asustado, sentándose en la cama para prender la luz del velador. Sus ojos se encontraban mirándome con suma preocupación. —Delilah, estás llorando… —murmuró horrorizado.

       Pasé mis manos por mi rostro y lo abracé, sintiendo enseguida como mi mundo se iba calmando.

       Había sido una horrible pesadilla. Una pesadilla que había hecho que reviviera perfectamente ese día.

       —Fue una pesadilla —dije después de unos minutos en silencio. —Una pesadilla… —repetí para que incluso yo misma entendiera que se trataba solo de una pesadilla.

       —¿Estás bien? ¿Quieres algo? —dijo Logan sin despegar sus dulces ojos azules de los míos.

       Negué débilmente con mi cabeza, mordiéndome el labio inferior en cuanto las imágenes de mis pesadillas volvían a mi cabeza.

       —Solo un abrazo tuyo ­—dije dedicándole una sonrisa.

       Y así fue. Recibí un dulce abrazo por parte de mi novio. No podía quejarme, un abrazo de él era realmente todo lo que necesitaba. Me sorprendía la paz que podía encontrar al estar protegida por sus brazos. Me sentía completamente segura y en calma.

       —Gracias ­—susurré al pasar un rato en silencio. —Era todo lo que necesitaba.

        —De nada, linda —dijo él y besó cortamente mis labios. Apagó la luz, volviendo a dejar la habitación completamente oscura. —Ahora a dormir —murmuró y nos recostamos, él abrazado de mí y yo apegada a él. Y de esa forma logré caer rendida a los brazos de Morfeo, esta vez soñando algo que me llenara de paz.

En la Oscuridad y la LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora