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Ya era tarde y moría de hambre.

El día de hoy había sido poco productivo; simplemente me había quedado en casa leyendo acerca de locas teorías zombie.

La mayoría de lo que leí en internet eran cosas poco creíbles e imposibles pero lograban intrigarme. Era una buena lectura y distracción.

Apagué la computadora y fui a la cocina para comer algo antes de ver la televisión. La prendí y subí el volumen para poder escuchar desde la cocina.

"El apocalipsis zombie es posible y estoy seguro que no falta mucho para que sea real"  Reí bajo.

El chico del blog en donde lo leí no tenía pruebas y no lo podía asegurar pero, repito, intrigaba mucho...

Infinidad de cosas en el mundo aún no han descubiertas así que, supongo, en una baja posibilidad podía ser real.

Un golpe en la entrada llamó mi atención y deje de hacer lo que hacía y pensaba.

Me quedé en silencio y comenzaba a escuchar bullicio, no estaba segura si era por la televisión o por que alguien estaba peleando en la calle.

Se escuchó otro golpe y me asusté, parecía ser que alguien quería entrar a mi casa.

Caminé rápidamente hacía la puerta, con las piernas temblando y el corazón palpitando muy rápido.

Los forcejeos con la puerta se hicieron más fuertes, al igual que el bullicio.

Me asomé un poco por la pequeña ventana a un lado.

El vecino estaba ahí, frente a mi puerta, volteando e intentando abrirla, se veía agitado. Vi que era lo que lo asustaba y si, había gente peleando unos con otros calle abajo. Unos tenían uniforme e intentaban someterlos, de repente un disparo.

Me quité de la ventana y abrí la puerta.

Él chico estaba asustado, su rostro estaba levemente húmedo y de un tono rojo. Intentó entrar e impedí el paso.

-Déjame entrar - pidió y volteo a ver la calle, hice lo mismo y las personas ya no estaban. Los busqué con la mirada, pero no se veían por ningún lado ¿A dónde se habían ido? -por favor - rogó y una ambulancia se acercaba con las luces prendidas.

Me hice para un lado y el chico entró.

Me quedé de pie con la puerta abierta para ver que pasaba. Mis padres se habían ido a una fiesta y tenía un mal presentimiento, supongo que fue el ver a los policías, la ambulancia y a el chico.

La puerta se cerró y él se recargó en ella respirando muy rápido. Nunca había hablado con él, vaya ni siquiera me volteaba a ver y en este momento estaba en mi casa, respirando como si hubiera escapado de alguien que realmente le quería hacer daño.

-¿Estas bien? Te paso...- tenía una mano sobre su pecho, justo en donde estaría su corazón -¿algo?- intentaba sonar tranquila, pero con recordar que quiso entrar a mi casa y verlo así era un poco difícil mantener la calma. 

-No - seguía intentando respirar. Esperaba que no le diera un ataque por que ahí si estaría en un problema. -algo muy malo esta pasando allá afuera - intentaba tranquilizarse y se sentó en el piso frente a la puerta.

-¿Qué?- ya no me contestó. Había comenzado a temblar y a sentir escalofríos. 

Algunos minutos después comenzó a respirar más despacio y me senté frente a él, me tranquilizaba ver que su respiración se estaba regularizando y que no le daría un ataque de asma.

Pasó su mano por el cabello y bajó la cabeza, recargando el codo en su rodilla flexionada.

Pasó un minuto y me volteo a ver, por primera vez a los ojos. Sus ojos color avellana estaban brillosos y eran tristeza es su totalidad.

-Todos se están comportando como animales salvajes, atacando unos a otros - comenzó a decir y me tensé, tal vez se había golpeado en la cabeza y por eso decía eso o me quería hacer una broma.

-No es posible - no podía ser, no había razón para eso.

-Lo es y se están comiendo unos a otros, literal - recordé lo que había estado leyendo toda la tarde y quise reír, tenía que ser una broma.

Estuve a punto de hacerlo, pero no lo hice por que en su rostro no aparecía ningún rastro de diversión.

-No... lo cre-o - dije lentamente. No lo conocía y si me estaba haciendo una broma no pensaba seguir con ella. Me levanté del piso -creo que debes irte - se levantó, puse mi mano sobre la perilla para abrir la puerta, se puso entre la puerta y yo, me detuvo por los hombros haciéndome dar dos pasos hacía atrás, me soltó en cuanto se dio cuenta de lo que hizo.

-Prende la tele, debe decir algo en las noticias - volteé a ver la televisión frente al sillón en la pequeña sala y fruncí el entrecejo, estaba apagada y no me había dado cuenta en que momento se había apagado.

Me acerqué y tomé el control del sillón, presioné el botón. Esperaba que no se hubiera descompuesto.

Prendió y busque el canal de noticias.

*Esto es una alerta. Una rara enfermedad esta contagiando y haciendo enloquecer a las personas que la padecen. Pierden la cordura y muerden a la gente que no padece de esto. Es algo muy grave y las autoridades pertinentes piden que se mantengan resguardados en sus casas, no intenten ayudar a alguien que luzca de esta manera y no salgan de sus hogares hasta nuevo aviso. Algunas personas de apoyo pasarán a revisar todas y cada una de las casas en la ciudad para asegurarse que no habité alguien enfermo y a repartir víveres. Espero que comprendan la gravedad del asunto y hagan caso a estas medidas de seguridad. Los expertos están trabajando y pronto tendremos más noticias. Mantengan la calma*

Se fue a comerciales y mi mano estaba temblando. Aun que la chica intentó mostrarse serena, era evidente que no lo estaba y que no era cualquier cosa...

-Esto es imposible - apagué la televisión y busque a mi vecino, quien ya no estaba a mi lado, sino viendo por la ventana.

-Eso pensaba yo, pero cambié de opinión al ver a la gente de afuera - me acerqué a él, con las piernas temblando nuevamente.

No lo podía creer...

¿El fin? CorrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora