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-Esta bien, esta bien - susurré. -Te voy a llevar - 

La presión sobre mi cuerpo disminuyó y Mateo se levantó. Pude respirar profundamente antes de que me jalará para hacer lo mismo. 

-Vamos al auto - caí sobre mis rodillas cerca del zombie. Fingí sentirme mal y palpé el piso rápidamente. 

-Muévete - se dio vuelta y sentí el arma debajo de mis dedos.

Me congelé un momento y la adrenalina recorrió mi cuerpo. La tomé y rápidamente me levanté escondiendo el cuchillo. 

Mateo caminaba frente a mi. Sabía exactamente donde estaba el auto, tenía ventaja... por ahora.

Apreté le puño en el mango del cuchillo. Debía actuar en segundos, caminé rápido y con cautela hasta Mateo, con mi pulso acelerando y aferrando mi mano al mango del cuchillo.

Mi respiración era pesada y mi pecho había comenzado a doler. Estaba apunto de matar o herir de gravedad a una persona.

Se detuvo y creí que era la oportunidad pero no...

Levanté el brazo con el cuchillo en la mano para atacar. 

Mateo lo detuvo en lo alto, sujeto mis dos muñecas.

Forcejeamos, piso mi pie y me dio un golpe con su cabeza. 

Logró desestabilizarme y solté el arma.

Caí, recibí un gran golpe contra el pavimento, todo dio vueltas. 

Mateo sujeto mi cabeza con sus dos manos, me levantó un poco y volvió a golpearla contra el piso. 

El dolor fue aumentando e iba perdiendo fuerzas y el conocimiento. 

-No has entendido que no vale la pena - 

Me perdí unos minutos. No se cuantas veces repitió la acción. 

Mis parpados pesaban, no me podía mover y con dificultad podía respirar. 

Todo se quedo en silencio, no podía saber con exactitud que estaba pasando.

-Te di una oportunidad - Mateo retomó la posición antes de todo esto y se acerco a mi cara. Estaba sentado sobre mi estomago pero, sorprendentemente, el peso era poco. -Nos pudimos evitar todo esto. Prácticamente ya estas muerta - se levantó pero no se alejó. 

Quería maldecirlo, gritarle alguna grosería pero no podía hablar. Estaba completamente inmóvil. 

La fría hoja del metal atravesó mi piel. Sentía mi sangre caliente escurrir e ir manchando mi ropa. 

Comencé a llorar. No podía respirar, lo hacía pausadamente. Sentía presión en el abdomen que después desapareció y sentí caliente esa zona, en la cual, suponía, había recibido la apuñalada.

No podía pensar en nada que no fueran las malas decisiones que había tomado a lo largo de estos meses. 

Aún que intenté pensar en mis padres, en Ana o en los demás chicos del grupo no lo podía hacer... 

Estaba muriendo por haber tomado una decisión estúpida...

Fui demasiado lenta...

Perdí la oportunidad...

Lo perdí todo...

Sentía una especie de picazón recorriendo mi cuerpo lentamente desde los pies.

Poco a poco se hacía insoportable, quemaba y daba comezón. 

Un grito desgarrador llego hasta mis oídos.

Pude girar mi cuello, no me había costado en lo absoluto. Lo había hecho lentamente pero sin esfuerzo.

Mateo estaba en el auto, con la puerta trasera abierta...

El ardor había recorrido gran parte de mi cuerpo y lo sentía recorriendo desde mi cuello hasta mi rostro.

Mi vista se estaba nublando lentamente, todo se estaba apagando, todo estaba siendo de color negro y de repente...

~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Abrí los ojos y mi cuerpo se relajo completamente. 

La luz entraba por la ventana con cortinas corridas frente al sófa donde Daniel descansaba.

Estaba aturdida y tenía un leve rastro de lagrimas a lo largo de mis mejillas. 

-¿Qué demonios fue eso?- 

Me moví de la posición en la que estaba sentada y me levante poco a poco. 

Mis manos y pies temblaban, incluso dolían un poco. 

Me acerqué sin poder entender. Incluso con la boca abierta, el ceño fruncido y los ojos llorosos. 

Si, Daniel estaba recostado. Respirando hondo y sin preocupación.

Me acerqué a la ventana, por donde entraba la luz del día nublado con insistencia...

~Por favor, no rompan la formación y dense prisa. ~ Los vecinos estaban siendo guiados hacía unas camionetas por personas uniformadas.

Personas armadas con trajes especiales vigilaban las calles y verificaban que ninguno de los civiles se desviara, llamaran la atención u ocasionará algún disturbio. 

-¿Qué pasa?- di un leve salto en mi sitio y volteé a ver a Daniel.

Tenía el cabello desordenado y estaba soñoliento, viendo hacía afuera.

-¿Hay alguien adentro?- tocaron a la puerta.

Me acerqué a abrir, unos de los oficiales me vio de arriba a abajo. 

-¿Estas bien? ¿Estas sola?- se asomó y Daniel se acercó. -¿Están heridos?- negué. -Pónganse un suéter, zapatos y salgan a la fila. Si vieron las noticias sabrán lo que esta pasando, dense prisa, los llevaremos a un refugio. -

Estaba en shock, sin terminar de entender. 

Había tenido un sueño muy intenso y podía recordar mínimas cosas, pequeños detalles, casi nada y me frustraba.

-¿Estas bien?- Daniel se asomó. -Tus padres no llegaron - 

*Si tú no quieres saber que carajos paso con tus padres no es asunto mio*

-El oficial me dijo que, si están vivos, los encontraras en el refugio - asentí. 

Cerré mi sudadera y caminé a la salida con Daniel.

Comenzamos a caminar a la camioneta que nos indicaron. Adentro habían tres señoras y cuatro niños.

Algunos lloraban y vestían pijamas. Un sujeto en la puerta me detuvo.

-¿Estas bien?- asentí. No estaba bien, estaba desorientada, no sabía a donde nos estaban llevando, donde estaban mis padres... si estaban vivos...

-Rápido, no hay tiempo - gritó un hombre.

Después se escucharon fuertes estruendos. El sujeto me tomó de la mano y Daniel me empujó para que subiera rápido.

Cerraron la puerta, el conductor rápidamente encendió el auto, arrancó, nos alejamos y los niños comenzaron a llorar más...

¿El fin? CorrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora