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Dejaron de hablar, el chico mayor se fue a sentar a un lado de la puerta y el niño se acercó a mi, con una sonrisa en los labios.

-¿Estas bien?- se sentó a mi lado y asentí. En su rostro no había ningún rastro de suciedad o tristeza, al contrario, lucía muy feliz y limpio.

-Si - puse mi pequeña mochila en mis piernas.

-¿Vives por aquí?- asentí levemente.

-Si ¿Ustedes?- intentaba hablar despacio y sin mostrar algún sentimiento como miedo o desesperación.

-No, un poco más lejos, en una zona residencial. Nos acabábamos de mudar - La única zona residencial si estaba un poco lejos de aquí y solo personas, realmente, adineradas podían comprar una casa ahí.

Vi la ropa que vestía, no estaba sucia ni vieja, al contrario parecía ser nueva. Iba a ver lo que Diego usaba pero al encontrarme con su intensa mirada me abstuve y centré mi atención en Damian.

-¿Son hermanos?- asintió con una sonrisa. -¿Qué hacen aquí?-

-Quisimos buscar un poco más lejos, a personas, comida, lo que sea pero algo.- explicó -Quería acompañar a mi hermano y mi mamá no me lo impidió - cada vez me sorprendían e intrigaban este par.

-¿Cuántos años tienes?-

-12, él tiene 18 - movió un poco la cabeza en su dirección. Estaba haciendo muchas preguntas pero había pasado dos días en completa soledad así que cualquier plática me parecía interesante. -¿Tú?-

-16 - resoplé. -¿No tienes miedo? Digo, es espeluznante esta situación, no es seguro y...- su risa me interrumpió, el sonido lleno el sitio, era una risa leve, sincera.

-No - se puso serio un momento, parecía recordar algo pero no dijo nada, solo volvió a sonreír y a verme, solo que esta vez en su mirada había un toque de tristeza.

-¿Están solos?- Negó sonriendo y ese toque desapareció.

-No, estamos con nuestra mamá y hermana - sonrió, parecía un libro abierto, me había contestado todo sin titubear. -Tú si ¿Verdad?- fruncí el entrecejo.

-¿Cómo lo sabes?- volvió a reír, burlándose de mi.

-Tú lo dijiste - lo recordé y me sentí algo tonta, intenté aguantar las ganas que tenía de reír pero no pude y lo hice.

Respiré hondo y me sentí bien, tenía dos días sin escuchar mi voz y mi risa.

Paso un minuto en silencio y un zombie entró azotando la puerta. Diego se levantó y le disparo, el cuerpo cayó salpicando sangre y detrás de él entro un par más.

Me levanté rápidamente del piso y ayude a Damian a levantarse, volví a voltear y muchos zombies estaban entrando, Diego se acercó disparando y me quede inmóvil, el olor inundo mis fosas nasales y su apariencia era realmente incomoda a la vista.

No me podía mover y creí que era mi fin...

¿El fin? CorrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora