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La misma sensación en el estómago, un solo objetivo y mi auto control cegándose lentamente al sentir los labios de Diego sobre los mios.
Jugando de una manera enloquecedora, quería sentirlo, quería llevar al límite esa sensación que recorría mi cuerpo cuando Diego ponía sus manos sobre mi, mordía mi labio inferior o que sus labios dejaban besos en mis mejillas y cuello antes de regresar a mi boca.

Quería dejarme llevar por el momento aun que me arrepintiera después. Quería sentir algo pero mi consciencia no me lo permitía.

Por más que intentaba bloquear los recuerdos de la charla con Samanta no podía, al contrario, creía que, con cada movimiento y pequeña caricia él tenía en mente a Maribel y yo no podía dejar que me usará.

-No, detente - quité mis manos de su pecho cuando se alejo de mi.

Él había dicho que teníamos que hablar pero, en cuanto el vehículo se perdió de vista y dije una palabra, se acercó a mi, comenzó a besarme con insistencia y brusquedad, y aun que ambos quisiéramos más de eso, no podía continuar...

-No puedo hacerlo - baje la cabeza. Era incómodo verlo a los ojos y saber que él, muy probablemente, pensaba en alguien más. -Samanta me dijo quien era Maribel...- respiro hondo y se recargó en la pared a mi lado.

El ambiente era tenso, silencioso e incómodo. El único ruido era el que hacia el zombie en el negocio cruzando la calle.
Había fijado mi vista en eso, esperaba que rompiera el cristal y tuviéramos que salir corriendo del lugar.

-¿Te dijo que te pareces a ella?- asentí. -Si, lo haces y es por eso que te odiaba...- me deje caer lentamente hasta que estuve sentada en el piso. Diego hizo lo mismo que yo. -No te podía ver sin que ella y todo lo que hice regresarán a mi mente, recuerdos que ahora desprecio y quisiera olvidar - suspiro, por un momento mi piel se erizo. -Me obsesione con ella de tal manera que ahora la odio por todo lo que hizo conmigo, por todo lo que me hizo pasar...- 

El silencio reinó una vez más.

Varios minutos después, de la calle continua, salió un perro corriendo y cojeando. Ambos lo volteamos a ver y el pequeño animal se sentó, lamía su pata lastimada.

Nos levantamos, tenía la intención de acercarme pero Diego me detuvo. De la misma calle salió un zombie y se abalanzó directamente sobre el.

El perro comenzó a chillar sin control cuando el zombie lo mordió y algunos más se arrastraron hasta ellos. Atravesaban la piel del pobre animal y la extendían. Los alaridos del perro eran muy intensos y escalofriantes.

Algunos zombies salieron de las calles y se acercaron para devorar al pobre animal agonizante. Me quede congelada un momento, escuchando y viendo a la pequeña criatura morir lenta y dolorosamente. 

-Hay que irnos - comenzamos a caminar en dirección contraria a dicha escena. 

Caminábamos lentamente, viendo entre cada calle, callejón, negocio y edificio con puertas abiertas. No había conseguido ningún tipo de arma, debía conseguir una...

Dimos vuelta y un par de pasos, Diego se detuvo; al ir detrás de él y caminar con la mirada a los lados choqué con su espalda. 

Calle más adelante había un pequeño grupo de zombies al rededor de un bote de basura con fuego. 

Prácticamente estábamos acorralados, del otro lado había un grupo más de la misma manera. Ubicados de forma estratégica.

-Hay que regresar - dije despacio sin quitar la mirada del grupo ubicado a la derecha. Comenzamos a retroceder lentamente, tratando de no llamar la atención de los zombies resagados.

¿El fin? CorrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora