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"-¡Ana!- desesperada.

Perdí a la niña.

Están corriendo hacía mi. No tengo hacía donde ir, donde esconderme y no se si la pequeña esta bien.

-Elizabeth - susurran, mi piel se eriza. Los susurros se van alejando y se detienen cuando logró alcanzarlos.

Los pasos de alguien corriendo, hacía mi por la espalda, resonan en toda la habitación y el piso de madera. Volteó y Ana corre a mi, me alcanza y la empujó antes de que logré morderme.

Me acorralan, mis piernas no responden y..."

Me despierto y lo primero que veo es a Krista mirándome desconcertada.

-¿Estas bien?- me senté asintiendo -Que bueno que despiertas, las cosas no están del todo bien...- Krista me dio una botella y se sentó sobre el cómodo colchón en exhibición.

-¿Dónde esta Ana?- recorrí la gran tienda con la mirada antes de que el agua pasará por mi garganta, fue tan refrescante sentir el agua fría en mi boca completamente seca.

-Esta jugando con Gio, pobre niño...- la chica estaba viendo al piso. -Valeria se fue con Mariela, ambas dijeron que no quería estar aquí; Daniel y Armando fueron con ellas para convencerlas de regresar...- rodeé los ojos. No sabía que era lo que pasaba por la cabeza de Daniel. -Diego se fue con sus amigos y los niños.- se detuvo un momento a pensar y después reír -tal vez los llevaron a comer, al parque de diversiones o al cine para distraerlos- no pude evitar reír ¿A dónde se los había llevado?. El día anterior, los niños se la habían pasado durmiendo, solo despertaban para volver a llorar hasta el cansancio. -¿Esta todo bien?- preguntó después de algunos minutos y asentí.

-¿Por qué?-

-Esta mañana que desperté, vine a ver que estuvieras bien...- Había decidido quedarme en una cama al otro extremo de la tienda, lejos de todos. -Diego estaba sentado en ese sillón, estaba pensativo y cuando saludé él sonrió, me pidió con un gesto amable que no hiciera ruido para que no despertaras - estaba muy sorprendida y cerré los ojos al sentir una punzada en las cienes, aún no lograba procesar todo lo que, amablemente, Samanta dijo. -el normalmente es frío en sus expresiones pero ayer, especialmente, se veía descompuesto y aún así fue amable por eso me sorprendió y te lo estoy diciendo.- asentí -También me pidió que cuando despertarás te dijera que no te movieras de aquí, dijo que tenía algo importante que platicar contigo.- hablaba pausadamente, como si no creyera que había pasado. -Entre ustedes ¿Hay... algo?- negué. Me levanté de la cama y comencé a ponerme los tenis.

-¿Y Vanessa? ¿Carlos?- cambié de tema en lo que me ponía la sudadera.

-Están consiguiendo comida - comencé a caminar hacía donde, creía, estaba Ana. -¿Vas a algún lado?- me siguió.

-Si, buscaré lo mismo y conseguiré ropa para Ana -

-Hola - saludaron los dos niños que jugaban. Tomé los zapatos de Ana, me acerqué a ella y la cargué, comenzó a reír.

-Adiós pequeño - dije y comencé a caminar a la salida.

-Elizabeth - me llamó -¿Qué le digo a Diego?-

-Cuando regresé hablamos -

-Ve con cuidado - salí casi corriendo con la niña en brazos.

No quería que Krista siguiera preguntando y no quería seguir aquí cuando Diego volviera. Lo había evitado desde la noche anterior cuando, según él, estaba pálida y parecía que me desmayaría.

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-No me despedí de Gio - dijo Ana mientras le ponía el segundo zapato -¿A que hora vamos a regresar?- levanté los hombros.

¿El fin? CorrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora