Capitulo 13

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—Creo que eso ya ha quedado bastante claro Dmitry. ¡Ahora me pertenece por ley! No voy a dejarla...¡No ahora! —apretaba los documentos en sus manos. Y su mirada era gélida, sin titubeo. Dmitry caminaba por la habitación, sin entender.

—¡Has perdido la razón Aleksei! ¡Piensa en tu hermana, en la manada y en lo que está decisión atraerá a todos nosotros! ¡Esa mujer es un peligro para cada lobo de esta manada! ¡Tu mismo has visto su marca de cazadora en la espalda! No nos arriesges de esta manera.

—¡Juré proteger a mi gente de Cazadores! ¡Y lo cumpliré! Pero... ¡Desde que el destino me ha impuesto a Kennya como mi mujer, su destino cambio conmigo! Ahora ella es parte de nosotros... Y eso lo tendrán que entender tanto ella como tú y los demás. Fin de la charla.

Salió del despacho a paso firme. No dejaría a su alma gemela, incluso si la misma diosa, le hubiera puesto a una cazadora como su compañera. Estaba decidido; ella lo aceptaría, quisiera o no.

Dmitry se quedo en el despacho. La puerta se abrió. Erion entro con utensilios de curación.

-Sé que estas preocupado por mi hermano Díma. Yo también lo estoy —dejo la charola con los objetos— Su decisión nos afecta a todos. Pero... Comprende un poco, ha pasado gran parte de su vida buscando a esa otra mitad. Y aún, cuando está sea su enemigo más letal, no puede dejarla de amar. Y ahora, ella esta marcada por el, la ha reclamado. Ruego por que ella, lo acepte de buena manera. O todo será un caos.

Dmitry la abrazo tiernamente.

—Esperemos y todo salga de la mejor forma. Usted siempre logra poner paz a mis pensamientos. Gracias en verdad. No se que haríamos sin usted y su magnánima presencia.

—Solo quiero ayudar. Y más ahora.

–Y créame que es de mucha ayuda. Si tan solo pudiera controlar un poco a Aleksei, tendríamos más ventajas.

—El es igual a mamá, es un espíritu rebelde. Jamás escucha, ni siquiera a nuestro padre. Ambos jamás se han llevado bien, tal vez ahora, lo hagan.

De pronto la conversación se vio interrumpida por una estruendosa explosión. Ambos corrieron de inmediato a los dormitorios para huéspedes. Al llegar, no podían creer lo que sus ojos veían.

15 minutos antes


—Creo que con eso será suficiente. Esta inconsciente, hací que no sufrirá ahora. Es mejor que descanse. Si me disculpa, mi trabajo esta terminado aquí —el anciano aplicaba una extraña mezcla a sus heridas. Tomó su maletín y salió. Sergei lo acompañó hasta la salida.

Erion miraba a la peliblanca dormir pacíficamente. Y esperaba que siguiera así al despertar. Aun no podía creer, que está frágil y inocente chica, fuera uno de los tan temibles cazadores, de los que su hermano y demás lobos siempre planeaban destruir.

¿Que pasaría con ella? ¿La rechazaría? ¿La aceptaría? ¿O la mataría para seguridad de todos los habitantes del lugar? Y como adivinando su pensamiento, Aleksei entro a la habitación con paso firme y decidido.

—Erion. Sal, déjame a solas con ella.

Temerosa y angustiada, la chica cayo a sus pies.

—Piedad hermano. Ten piedad, de ella  —este la tomó de los brazos y la levanto. La miro a los ojos y beso su frente.

—Todo estará bien, sal.

Ella obedeció, sin dejar de mirar a la inconsciente chica.

El sentó a su lado. Acarició sus cabellos y su mejilla. Ambos eran suaves. Con cuidado, ladeo un poco su cuerpo, y si, lo que temía ahí estaba. La marca de un cazador.

Bajó la cabeza derrotado y frustrado. Maldijo su suerte.

Tocó la suave piel con sus dedos. Era exquisita, prodigiosa. Beso desde la punta de su mano hasta su marca de acoplamiento.

La sintió vibrar justo ahí. Ya era una zona erogena.

Sus pestañas revolotearon. Y sus ojos se abrieron.

Al enfocar bien a su acompañante. Sus ojos se abrieron desmesurados.

Saltó de la cama importandole un bledo estar casi desnuda. Sostenía la manta en su cuerpo, sus ojos estaban llorosos, su cuerpo temblaba y su cerebro procesada los sucesos previos. Todo llego a su mente, la huida, el bosque, el enorme lobo negro que la perseguía, y después, el sexo. La increíble y aterradora sensación de tenerlo dentro de su cuerpo. Esos ojos amarillos, esas garras y esa fuerza descomunal con que fue tomada a mitad de la nada.

Temerosa llevo su mano a su cuello. Si, ahí estaban. Dos pequeñas marcas de colmillos. Las lágrimas salieron. Y con emociónes encontradas, confusión, temor, odio, deseo, y una inexplicable sensación de plenitud.

Su vista, fue hasta el hombre que tenía frente a ella. Ahora distinguía bien su aroma. Almizcle y rocío. Un bosque, era como estar en medio del mismo.

Podía sentir sus emociones, sorpresa, miedo, confusión y amor. Mucho amor. Tanto que la asfixiaba. La enloquecía.

Miró a su alrededor. Ya no estaban en el bosque. Ahora estaban en su casa. La casa del lobo. Su lobo grito su conciencia.

¡No! ¡¿Por que un lobo?! ¡¿Por que el?! ¡¿Por que ahora que habían nacido destinados a destruirse entre sí?!

Kennya. Escucha mi voz. Ven a mi. Eres mía ahora y nada ni nadie podrá cambiar eso. Perteneces a mi mundo ahora. Toma mi mano y prueba por ti misma, que soy tuyo como tu mía.¡Solo mía! esa voz.

Era el lobo de Aleksei. Le hablaba, y ella podía escucharlo a la perfección en su cabeza.

Retrocedió asustada, y confundida.

Una estruendosa explosión voló en pedazos el techo del castillo y ambos cayeron al piso. La habitación se llenó de escombros. El ensordecedor ruido de las hélices de un helicoptero inundó el lugar.

Dos sujetos con correas y trajes especiales decendieron, con armas apuntaban a los sujetos que acaban de entrar. Dmitry y Erion.

Uno de los cazadores, quitó sus enormes visores. Era Mijail. Kennya no lo podía creer. Éste la sujeto y la engancho a su equipo de descenso.

—¡Quitale tus sucias manos de encima a mi mujer!

Aleksei estaba por transformarse y hacer trizas a los malditos, pero de la nada, una chica pelirroja apunto a su hermana. Y disparo. Justo al corazón.

Erion cayó al piso, pero Dmitry fue más rápido y la sujeto.

—¡No! ¡Oh dios mio! ¡Aleksei! ¡Pronto llamen al médico!  —fue inútil. La chica de cabello negro murió al instante.

Aleksei corrió en su dirección, el viento era demasiado y el ruido también. Todo era un caos.

—¡No! ¡Que demonios hiciste! ¡Eso no era necesario! ¡Razziel! ¡Espera!  —Kennya gritaba impotente. La escena era terrible. La dulce mujer que atendió a sus heridas, ahora se encontraba en el suelo y sin vida. Dmitry y Aleksei a su lado.

-¡Es hora de irnos!

Los tres fueron jalados hacia arriba. Y desde arriba solo pudo ver a Aleksei con los puños apretados jurando vengarse.

Todo había terminado. Su misión. Su deber. Su vida.

Tan rápido que no pudo decir palabra. Tan rápido que no pudo decirle a Aleksei cuanto le dolía la pérdida de su hermana. Tan rápido que no pudo aclararle sus sentimientos.

Kennya: Cazadora de Lobos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora