Capítulo 9

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Kennya

—¿Creés poder liberarme para respirar mejor? —. »Diablos. Está chica si que aprieta fuerte«.

—¡Oh! Discúlpame. Me he emocionado de más. Olvidaba que eras sólo una humana. Lo siento.

—Pues claro, que más si no.

De pronto un chico llegó junto a nosotras corriendo, agitado y rojo como un tomate. Vaya maratón habría dado.

—¡Erión! ¿Puedo hablarte un segundo? —y esté casi sé la lleva corriendo.

¡Que tipo más raro!

Bueno la chica no se quedaba atrás.

Sin darme cuenta una sonrisa se formó en mis labios. Y un sentimiento de calidez embargó mi cuerpo.

Esto era totalmente diferente a como nos habían pintado las cosas en la orden. Según ellos, los lobos sólo destruían a su antojo y no sentían remordimiento por el daño causado.

Pero ellos...

Ellos no eran esas bestias irracionales, ésas que veía en sus pesadillas.

¡Un momento...!

»¡En que piensas... Kennya! ¡Ya olvidaste para que estas aquí!
¡Eres una cazadora!«

Mis pensamientos se interrumpieron por un sin número de aullidos a lo lejos.

Eran muchísimos, tal vez cientos.

Corrí, hasta llegar a una de las tantas torres que había en la mansión. Era enorme y antigua. Tanto que era increíble estar en un lugar así.

Era como en un cuento de hadas en medio del bosque. Muy hermoso. Me gustaba. Era tan tranquilo.

Bueno... Excepto por los Lobos.

Al subir a la torre, a lo lejos en un claro rodeado de árboles gigantes, una aldea se podía apreciar. Era bastante grande.

¡¿Que acaso no vivían en cuevas?! ¡¿Y se alimentaba de humanos?!

Eso me estaba confundiendo demasiado... ¡Esto no era como me lo había imaginado!

¡Necesitaba verlo con mis propios ojos!

Salí corriendo en dirección a la gran puerta de madera, pero en las esquinas había Atalayas aguardando.

¡Rayos! ¡Será muy problemático si me ven!

Corrí hacia un costado. Un muro de más de tres metros, cubierto por hierbas, eso era lo único entre el bosque y yo.

Respiré hondo. Y como una experta trepe hasta la sima, no fue nada difícil. No para mi.

Corría, solo eso sabia. Y, ¡cielos! que bien se sentía. Era como estar en un estado de zen. Era paz inigualable. Sentir la humedad de la hierba rozar mis piernas, el rocío del aire chocar contra mi cara. El frío en mi piel la erizaba.

¡Era maravilloso!

Llegué justo a donde quería. Las personas iban y venían, mujeres niños, y ancianos
Todos conformaban una comunidad.

Me adentré en el lugar. Esperando no llamar la atención. Pero, ¡Claro! Siendo un lugar tan aislado, los habitantes se conocían entre sí.

Cientos de ojos se giraron hacía mi.

Ojos que a simple vista, eran humanos.

Me quede ahí, parada como estúpida sin saber si moverme o retirarme mejor.

Sin embargo, lo que nunca espere, sucedió.

¡Las personas se aglomeraron a mi alrededor!

Y me sonreían, decían cosas como ¡no podemos creer que este aquí! O ¡Que gusto verla aquí señora!

¡No sabia que hacer!

¡Eran lobos, todos y cada uno de ellos!

Pero estaban ahí, dándome la bienvenida.

Las palabras se anudaron en mi garganta. No podía decir nada.

Alguien había sujetado mi brazo. ¡Era el tipo de antes!

Llegamos a un auto negro bastante lujoso. Me metió dentro.

—¡Por favor! ¡No te vayas así! Es peligroso el bosque. Lo siento, no me presente, soy Sergeí y bueno, yo seré quien cuide de ti —. Lo decía poco convencido.

—Lo siento, pero quería ver el lugar. Me estaba asfixiando en la mansión. Necesitaba salir y estirar las piernas. Y es gusto conocerte Sergeí.

»¡¿Con quien diablos creer que trata?! ¡Ah! ¡Si! Con una humana. Olvidaba eso.«

—No te preocupes, si deseas salir, solo dímelo y con gusto te acompañare. Por por ahora regresemos—

Y así los minutos más incómodos pasaron. Hasta decidí jugar un poco.

—Es muy linda tu novia, aún que es algo... Peculiar.

—¿Ha? ¿Novia? —. Preguntó totalmente confundido.

—La chica del jardín —. Rodeé los ojos.

Los colores se le subieron al rostro y la saliva se atoró en su garganta tanto que comenzó a toser con violencia.

Me aguante las ganas de explotar en carcajadas.

—¡No! ¡No! Ella no es mi novia! Ella es la señora Erión, la hermana de Alekseí —
»Así que que el Lobito tiene una hermana, interesante.«

—Lo siento, no quería que te avergonzaras así. Y hablado del rey de Roma ¿Cuando se presentará como debe? Creo que me debe una disculpa por la forma tan atrevida de presentarse. ¡Eso me ha ofendido! —. Dije con falsa indignación.

El sonrió. Era atractivo no había duda y era gracioso. Una muy buena combinación.

—Bueno, ¿Por que no esperas a que él te lo diga mejor? Está esperando por ti en la mansión -

Ahora era yo quien tenía mil colores en el rostro y se había atragantado con la maldita lengua.

"Jaque maté... Lobo"

Kennya: Cazadora de Lobos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora