Capítulo 51

8.2K 705 85
                                    



Bogdan inclinado en esa cordillera, colocaba la ultima roca en el monumento a Mijail. Su rostro reflejaba aflicción y su corazón lloraba, su maestro aquel que le apoyo desde niño cuando sus padres murieron. Había dado valientemente la vida por defender el bien.

—Voy a extrañarte viejo... buen viaje.

Tantos recuerdos llegaron como las paginas de un libro a su memoria. Y agradecía que toda esa pesadilla se la había llevado el viento.

No había mejor manera de morir para un héroe como él.

Mérida, tan hermosa venia acompañada de Kennya y subieron a pasos lentos a aquel lugar.

Se sonrieron.

—Jamás conocí a alguien tan valiente como él, me enseñó no solo a defenderme y defender a los mios, sino también a ser un hombre de verdad. Sin lugar a dudas el fue como mi padre también.

Kennya tomó su mano. Las lágrimas salían de sus ojos.

—Lo se, el fue mi única familia. Lo que más me duele es que no podrá ver a crecer a mi bebé. Sé que estará vigilandonos desde los cielos. Donde mas brille esa estrella él estará.

Bogdan la abrazó, la consideraba como su hermana.

Mérida los miraba enternecida. Podía notar el amor fraternal entre ambos.

Los tres miraron a lo lejos las enormes planicies, un sin fin de tumbas recordando la sangrienta y magnifica batalla contra los Roges.

Sabían, esa historia sería contada durante décadas y permanecería en la memoria de los sobrevivientes para siempre.

Las sombras del pasado ya no serian un problema, ahora el sol salia purificando el lugar.

Si, muchos murieron pero su sacrificio nunca sería en vano.

Nikolai Ivanov había muerto, ya jamás podría ser una amenaza de nuevo. Su nombre se perdería con el paso del tiempo como las arenas del desierto.

—¿Que harán ahora Bogdanov? Ganamos esta batalla, sin embargo siempre habrá quien quiera destruir nuestros lazos.

Kennya miraba con detenimiento sus expresiones.

Bogdan entrelazo los dedos con Mérida. Sonriente la miro, acarició su rostro.

—Correr riesgos ya no es nuevo para nosotros, mi familia era la organización al igual que Mijail. Ambos han desaparecido. Buscaremos nuestro camino y nuestro hogar. No te preocupes, estaremos bien.

—¿Que hay de ti Kennya? ¿Volveras a Moscu? Tenias un hogar allá si no mal recuerdo. La civilización te espera. Es como, si hubiéramos vivido un sueño. En este lugar. Jamás imaginamos que existieran lugares como estos.

El lugar, lleno de valles y montañas cubiertos de nieve, siendo bañados con los rayos del sol. Realmente sería un sueño pasar los días ahí.

—No, no volveré. Rusia me trae malos recuerdos. Además, Alekséi me ha dicho que como luna de Steelfang, debo estar con ellos. Supongo viajaremos allá en cuanto Sergei pueda moverse libremente. Aun esta lastimado.

—Ese idiota tuvo mucha suerte, es como digo la bruja... No esta en su naturaleza morir por algo tan simple.

—Me alegra tanto que hallan zanjado las rencillas que ambos tenían.

—No es tan malo cuando acabas de conocerlo. Además, es divertido verlo rabiar.

Y así, los miró marchar hacía nuevas aventuras. Sabia que Bogdan jamás aceptaría vivir con una manada, Mérida no estaba acostumbrada a seguir las ordenes de un alfa. Era cierto, ellos debían encontrar su lugar en este mundo. Solo esperaba, donde quiera que estuvieran fueran felices.



(***)

Las manadas se habían dispersado. Grendell se despidió no sin antes formar un pacto con Alekséi. Una nueva alianza, reconstruirían los viejos puentes de comunicación entre ambos. Lo que Nikolai había desecho, el joven  alfa se encargaría de enmendar.

Fue algo duro, el saber que Dmitry tenia que declinar en su cargo como segundo al mando pues deseaba regresar a Grendell con su nueva y hermosa compañera, Elizabeth la hija del alfa de esas tierras lejanas.

Ambos estrecharon los brazos.
Y se abrazaron, no como Alfa y Beta, si no como hermanos.

—Me van ha hacer falta tus consejos y tu compañía. Buen viaje hermano, siempre habrá un lugar en la manada para ti y tu compañera. Serán bienvenidos las veces que deseen.

–Toda mi vida, viví junto con todos los lobos de Steelfang, jamas me sentí solo, tu y ese tonto de Sergei siempre llenaron ese hueco. El que este lejos, jamás va a deshacer nuestros lazos Alekséi. Cuida de Sergei, es demasiado impulsivo y idiota como para estar sólo.

—Va volverme loco pero lo haré, no te preocupes.

Ambos rieron.

—Me han zumbado los oídos ¡Que están hablando de mi!

Sergei, lentamente se acercó a ambos.

Con el seño fruncido y un tierno mohín en la boca.

—Solo digo a Alekséi que prepare mucho licor en su despacho.

—¿Y eso como para que?

—Necesitara algo fuerte si piensa soportar tu cabezonería.

—¡Si seras un.. - quiso golpearlo, pero la herida aún le lastimaba - ¡Espera a que me recupere y te arrepentirás lobo cretino!

—Claro.

Los tres, entre palabras de afecto y de sarcasmo, se despidieron.

—¡Cuida de la luna Alekséi y de tu hijo!— grito Dmitry antes de convertirse en ese lobo majestuoso. Y partieron, a donde el sol apuntaba el crepúsculo.

Alekséi abrazo a Kennya, mientras acariciaba su plano vientre.

La miró con toda la ternura posible. Lleno de sentimientos de amor. De ése que no se consume con el tiempo, sino que sigue creciendo como los granos de arena.

—Con mi vida, siempre.

¿Sería ese el inicio de una nueva esperanza junto al amor de su vida? Ella estaba segura que si.

Nada podría ahora opacar su felicidad.

Al fin era hora de vivir.

Y de cumplir ese vivieron felices por siempre.



Fin.











...

Kennya: Cazadora de Lobos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora