Capitulo 46

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La tierra se manchó.

Aquel hombre cayo muerto.

La persona que cuidó de ella, la persona que se intereso en ella desde su inicio, aquel hombre que sin importar sus orígenes la cuido y crió como a una hija.

Ahora su sangre manchaba las rocas.


Ieelen dio vuelta a la hoja de la espada dentro del pecho de Mijail asegurándose de que la carne se abriera y de esta brotara un chorro de sangre, salpicando la tierra y su rostro.

Kennya inmóvil solo pudo caer de rodillas, nada había podía hacer por el. Su aliento simplemente desapareció de sus pulmones. Y un dolor desgarrador subio por su pecho hasta su garganta.

—¡Padre! ¡Maldita perra! ¡Alejate de el!

Un grito de dolor hizo eco en ese valle desolado. Nikolai la sujetaba con fuerza  provocándole marcas en ambos brazos, pues ella se removía como una fiera. Lágrimas corrían por su rostro como ríos. Sintió aquella espada como si hubiera entrado en su cuerpo. La vida lo dejaba y ella podia sentir que la suya se iba con él.

Mijail cayó desplomándose y con sangre aun en su boca. La sangre había subido desde su pecho perforado hasta su garganta impidiendo que pudiera hablar.

En su visión borrosa, enfoco a la peliblanca. Entre sus ultimas fuerzas y sus últimos gadeos, alargo la mano hasta ella, pero seria imposible ahora alcanzarla. Tantos recuerdos y vivencias llegaron a su mente. Todas las veces que su pequeña tropezó y el estuvo ahí para ayudarla a levantarse.

El amor que pudo brindarle y la protección que le dio como una promesa, la protegería hasta su ultimo aliento. Lágrimas salieron de sus ojos, y una sonrisa se dibujo en esos labios llenos de ese liquido vital.

"Te lo prometí. Te protegería hasta mi ultimo aliento. Se que Alekséi cuidara mejor de ti. Se que a su lado seras feliz. Y tendrás ese amor que siempre te hizo falta... El de una familia"

Kennya miro esa sonrisa serena en sus labios y las ganas inmensas de abrazarle la llenaron.

El dolor era insoportable. Solo podía gritar a todo pulmón.

—¡No me dejes Mica! ¡Papa!

Mas nada pudo hacer y con un ultimo suspiró, Mijail cerro sus ojos para siempre.

A vida de ese cazador se extinguió y en su lugar solo una estrella iluminaria su vida y le cuidaría desde la eternidad.

"Perdoname Kennya. Hija mía"

—Ahora si esta bien muerto. Aún que debo admitir, fue un oponente formidable.

Ieelen sacaba la espada con fuerza, pues esta seguía incrustada en el cuerpo del cazador.

La hoja brillo con la luz de la luna ese color carmesí goteaba aun de la hoja afilada.

—No era mas que basura —Nikolai escupió el suelo.

Kennya que se mantenía a sus pies, sujeta y con la cabeza en el suelo, al escuchar al maldito ese, reaccionó, su voz le sonaba la cosa mas repugnante que jamas hubiera oído.

Kennya: Cazadora de Lobos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora