Capítulo 42

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Quitó mi camisa, y tocó mi cuerpo con sus manos. Jamás me había sentido tan necesitado como ahora. Era como si un nudo hubiera sido desecho de mi pecho.

—Deseo tanto hacerte el amor— su voz era dulce.

Sonreí como un tonto.

Creo que esa parte me tocaba decirla a mi.

Ambos nos recostamos, entre caricias y besos. Comenzamos nuestra unión.



El calor era tan asfixiante, sus manos eran asperas y firmes, le tocaban sin miedo. No podía creer lo que pasaba.

Su mate, su cazador. Respondía a sus caricias, había dicho que jamás le rechazaría.

No podía ser mas feliz que en aquellos momentos, las ganas de consumir todo de el eran imparables. Su piel cada pulgada de el, le pertenecía para siempre.

—Se que piensas, que seré sumisa y débil, pero es todo lo contrario a eso. Soy una loba, yo voy a dominarte.

Tomó su camisa, a medio desabotonar y la arrancó de su cuerpo, eso encendió un fuego dentro de ambos.

Beso con ferocidad sus labios, jalando y mordiendo.

—No quiero que huyas de mi, Bogdan, no te dejaré.

—No pensaba irme a ningún lado.

Amaba su sonrisa, sus ojos, su peculiar mirada de excitación. Era tan atractivo. Sus manos, quitaron el cordón de la blusa de lino, hasta quitarla por completó. Subío a su cintura, acariciando su pecho fuerte.

De pronto, masajeo sus pechos, hasta dejar los pezones endurecidos. Era increíble. Trataba con todas sus fuerzas acallar los gemidos, pero le era casi imposible. Estaba tan excitada, tan necesitada.

Cogió sus manos y las llevó arriba de su cabeza. Beso sus labios, el dulce sabor del licor era embriagador. Como un afrodisíaco fino. Tomó sus  caderas, levantandola y de un movimiento brusco, le quito todo rastro de ropa, quedando expuesta ante sus ojos. El no perdía detalle de nada. Sus ojos viajaban a través de ese cuerpo. Quizo taparse pues aun era vergonzoso para ella. Pero el detuvo sus manos.

—No lo hagas. Sabia desde el momento que te vi que eras una mujer muy hermosa. Pero esto, supera mis fantasías mas eróticas. Med, eres la mujer mas hermosa que haya visto— tendida en la cama deseaba cubrise, no sus  senos ni su desnudes, si no sus ojos pues lágrimas resbalaban por las mejillas.

Bogdan sonrió con ternura, y las bebió hasta no dejar rastro de ellas. Besando tiernamente su rostro.

—Se que eres una mujer fuerte, pero si no te importa, quiero hacerte el amor.

Quitó sus pantalones, desnudándose, era perfecto. Maravilloso.

Beso sus piernas y muslos. La sensacion era enloquecedora, dejo caer la cabeza para atrás.

De pronto, sentio una presión en su parte mas intima, sus dedos entraron sin problema alguno, pero si sentía incomodidad.

—Te amo Mérida. Te amo.

La embistió con lentitud, era tan gentil. Ella deliraba, pues creyo que por su primera vez doleria mucho pero era todo lo contrario. Poco a poco exigió más dureza en cada embestida. Fuera de sí por un momento se permitió morder el hombro desnudo y apetitoso del canzador.

Kennya: Cazadora de Lobos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora