Capítulo 47

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Guerra.



Se acercaban y eran demasiados de pronto era como si el aire se hubiera convertido en plomo.

Algunos, con espadas en mano, otros corrían como animales salvajes. Una carnicería.

Dmitry, no había perdido detalle de todo. Podía sentir la tierra temblar bajo sus botas. El aire estaba impregnado del aroma de lobos.

Veía a su alrededor, los cazadores sujetaban los arcos con firmeza mientras relamian sus labios resecos. Dmitry podía oler el miedo y la expectación de no saber si saldrían vivos de algo así.

Jamas había enfrentado a tantos lobos juntos.

Los lobos de Grendell rápidamente cambiaron a su forma animal. Era fácil reconocerlos. Su pelaje era de un marrón rojizo.

Mientras la mayoría de roges eran grises y negros.

Se adelanto a todo el campamento. Los miro a los ojos, apretaba los puños.

—¡No deben temer! ¡Hermanos! ¡Cazadores y lobos están hoy aquí, juntos como jamás se había visto! ¡Luchando contra una misma amenaza! ¡Batiendo espada contra arcos! Uniendo zarpas con flechas. ¡No los teman! ¡La victoria sera nuestra!

Grito mientras golpeaba un escudo grande de madera.

Los lobos gruñieron fuerte, eran como leones. O al menos sus corazones.

Los cazadores, con los pechos llenos de euforia y de valor, gritaron resueltos a salir victoriosos de las garras de eso monstruos.

Elizabeth, miraba orgullosa, su elección había sido acertada desde el principio de haberlo conocido, cuando aun era solo un niño. Ya sabia que él se convertiría en su destinó.

Se acerco a él y lo miro a los ojos, transmitiendo su valor a su cuerpo. Entrelazo sus dedos con los de Dmitry.

Llevo su mano a sus labios besando estos con vehemencia.

—¡Ya oyeron! ¡Contra ellos!

Sergei se acerco levantando sus manos al aire. En su mirada había un brillo peculiar.

Todos y cada uno de ellos se prepararon en sus posiciones. Listos para lanzar esas flechas con las puntas brillantes de la plata mas pura, bañadas en sangre de dragon.

El momento al fin había llegado.

—Excelente discurso Dima, yo no lo habría hecho mejor.

Su mirada se desvío a la chica junto a el, sabia quien era. Y el porque de esas miradas cómplices.

A lo lejos, vio a Bogdan acercarse junto con Mérida. Lo miro serio.

—¡Tal parece te has recuperado de tus heridas!

Bogdan, extrañado por el pronto interés en su bienestar físico por parte de Sergei, ladeó la boca en un gesto de aceptación.

—Lo suficiente como para clavar mis flechas en el corazón de esas bestias. ¿Que me dices de ti? ¿Aun crees poder contra ellos?

Sergei sonriente le miro ladino y confiado como era su costumbre.

—Solo mirame y verás.

Trasformándose en una bestia, se dispuso a correr junto a ellos, pero una voz le detuvo. Anka se acercó al enorme lobo marrón.

Acarició su pelaje grueso y encrespado.

—¡Vuelve a mi o nunca te lo perdonaré! 
El lobo inclinó su cabeza y restregó su hocico en el pecho de la pelinegra. —Y una cosa mas Sergei. ¡No te hagas el héroe! —Se removió inquieto, y salio corriendo no sin antes darle una mirada a Bogdan, este asintió, sonriente.

Kennya: Cazadora de Lobos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora