"La piel comenzaba a sanar como sombras del pasado. La piel solo dejaba las marcas de lo que podría pasar. De lo que se le venia encima a su locura, a su demencia...¿Por que el odio? ¿Por que odiar tanto a esa mujer? Por que para Nikolai ,
todas eran unas traidoras que solo podían ser usadas para conveniencia, por que podían ser fichas bien colocadas en un tablero. Por que podía desecharlas con facilidad..."La noche había caído, los cielos se tornaban de colores azulados y rojizos.
Por fin, después de tantos días, la tormenta había decidido abandonar las escarpadas tierras siberianas para dispersarse por las tierras mas elevadas. Sin embargo, los efectos de ella aun seguían en el río, el follaje a menor escala. La vegetación, aun que escasa, comenzaba a asomar los pequeños retoños verdes en los bosques.
El clima podia cambiar pero las personas difícilmente.
La destartalada y vieja carreta se acercaba al enorme puñado de tiendas de acampar. El anciano veía con asombro y desilusión, hasta donde podían llegar el odio y rencor de Nikolai.
"¡¿Es que acaso pretende hacer una guerra con todos estos hombres?!" Pensó.
Cada vez más dudaba que en su interior existiera algo parecido a la clemencia.
Dos enormes hombres con armas en mano le detuvieron. Los caballos cansados y con las espuelas arrastrando detuvieron su marcha agradecidos.
-Quien demonios eres tu viejo y que buscas aquí -ajusto sus enorme y gruesas gafas, mirando mejor a los dos enormes licanos.
-El asunto que me trae aquí, debo verlo y hablarlo con quien este al frente de este ejército de lobos.
Ambos se indignaron, furiosos levantaron sus armas al viejo, este solo sonrió, mostrando los pocos dientes amarillos que le quedaban.
-No crean que le temo a sus armas. El caso es que me harian un favor terminando con mi existencia. -ambos lo miraron como si estuviera enloquecido.
-¡Detenganse par de inútiles! ¡El anciano puede pasar!
Ieelen llegó quitando de su camino a los dos.
-¡Ah! Pero si es la mano derecha de Nikolai. Bien pues he traído a tu amo sano y salvó -la mujer miro con dureza al sonriente anciano.
De pronto los demás lobos comenzaron a acercarse, curiosos de ver como el líder de su nueva jauría había salido ileso de tan peligrosa herida.
A paso lento, el imponente lobo bajaba de la mugrienta carrosa. Con las mismas ropas que llevaba la noche de la primera confrontación con la cazadora.
Su aspecto aun que un tanto demacrado, no perdía la dureza y el porte que imponían respeto. No había duda que era un Alfa. Había nacido para serlo.
Se posó delante de todos lo roges mirándolos. Levantando su mentón orgulloso. Había sobrevivido, para algunos buenas noticias. Para otros, una desgracia.
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Kennya: Cazadora de Lobos ©
WerewolfKennya Lodwood ha vivido toda su vida bajo resguardo y servicio de una misteriosa organizacion conocida como LOST. Quienes se encargan de eliminar a las criaturas que amenazan el mundo, entre ellos, los licantropos o hombres lobo. Pero inesperadame...