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C H A R L I E    P O V

Nada más abrir los ojos escuché una canción de Eminem a todo volumen y me tapé los oídos. Metí la cabeza debajo de la almohada y gruñí.

-¿Es necesario, Soph? -grité y una melena rubia se asomó por la puerta. Se estaba cepillando los dientes y tenía la boca llena de espuma azul.

Asintió y volvió a desaparecer.

-¿Y si le rompemos los altavoces? -escuché la voz de Aaron desde la litera de abajo.

-Nos mataría.

-Se nos podrían caer accidentalmente en la ducha. O por la ventana. -me reí mientras empezaba a comprobar mis redes sociales.- ¿Me traes el desayuno?

-¿No tienes manos, Carpenter? -respondí divertida.

-Sí, pero están ocupadas. -asomé mi cabeza divertida alzando una ceja y al ver mi cara se puso rojo.- ¡Malpensada! ¡Estoy respondiendo mensajes!

-Ya, ya. -salté al suelo y alisé mi pijama. Bajé las escaleras hasta la cocina donde unos pocos desayunaban. Por desgracia, esos pocos eran Cam, Gilinsky, Johnson y Carter. Con el rubio ningún problema, pero los otros...

Decidí ser la persona madura que debo ser y por primera vez dirigirles la palabra sin insultarles.

-Buenos días. -saludé abriendo la nevera. Cam alzó la mano y Gilinsky movió la cabeza. Johnson sonrió y Carter no hizo nada. Cogí el zumo de naranja y me serví un vaso.

Me acabé cansando del silencio, así que cogí un paquete de galletas de chocolate y subí de nuevo a la habitación. Emma dormía como un tronco, Ivana escuchaba música y los Grier roncaban descompasados.

-Hazme sitio. -le susurré a Aaron. Mientras se echaba hacia la pared cogí mi ordenador y lo encendí.- Toma. -le pasé el paquete de galletas y me sonrió contento.- Me debes una.

-Estoy dejando que te metas en mi cama. -me guiñó un ojo y rodé los míos.

-Lo estabas deseando. -contesté y soltó una carcajada.

Apoyé mi portátil en la almohada y mi cabeza en mis manos mientras esperaba a que todo cargase.

-Me gustan más las de canela, para la próxima vez. -dijo con la boca llena. Le miré indignada y pellizqué su brazo.- Pero estas también están muy buenas. Riquísimas.

Me reí y entré en Twitter. No sé por qué, pero me gusta más responder desde el ordenador.

-¿Cuántos seguidores tienes? -preguntó como un niño pequeño.

-Un millón, creo.

-Yo tengo más. -sonrió ampliamente y me reí en su cara.- ¿Por qué te ríes?

-Porque no me importa. -respondí sincera.- Agradezco a cada persona que me sigue y me apoya, pero no me importa que alguien tenga más o menos seguidores que yo. -me encogí de hombros y Aaron asintió.

-¿Ya sabéis lo que hizo Emma? -preguntó divertido y negué con la cabeza.

Ayer Emma no quiso decirnos nada. Solo nos dijo que había sido una especie de sesión de fotos y que hoy sabríamos todo.

-Conociéndola ha tenido que ser algo... especial.

No veo a Emma posando para Seventeen o Vogue. Es más el tipo de chica que critica esas revistas por crear complejos innecesarios en las chicas de nuestra edad. Juraría que tenía un vídeo criticando todo eso.

-¡Joder! -escuché que gritaban en el piso de abajo y fruncí el ceño.

Inmediatamente mi móvil empezó a emitir un montón de zumbidos y mi ordenador pitidos, avisos de Twitter.

WEDICS » Magcon Girls And Magcon BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora