Capítulo 3 De la mano de Dios

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La madre superiora ha muerto.

Hace veinte días nos notificaron del flagelo que se avecinaba.

El párroco de Cura Brochero subió hasta nuestro convento de clausura en la Pampa de Achala en las sierras de Córdoba y nos dijo: “Recen por la humanidad”.

Sor Inés me pregunta:

- ¿Por qué estamos vivas?

No tengo respuestas. En el convento vivíamos sólo tres monjas de clausura y la madre superiora.

Anteayer hemos procedido a enterrarla entre las tres. Hemos quedado solas y sin guía. Mis compañeras están desesperadas, la oración ya no nos consuela como antes. Ayer bajamos al pueblo desobedeciendo nuestras obligaciones. Horrorizadas hemos vuelto a subir por la tarde. Trato de rezar y pedirle a Dios que me indique qué hacer. Mis compañeras me miran pidiendo ayuda. Les digo: - Conserven su fe, Dios nos ayudará.

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