Capítulo 6 La vida en Spirit Bay

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Un grupo de voluntarios salió a probar el aire luego de sesenta días de auto-cautiverio en el bunker, veinticuatro horas después comunicaban al resto que todo estaba bien.

Roger, el líder de la comunidad los convocó nuevamente al anfiteatro.

- Hoy comienza una nueva historia para la raza humana, es una oportunidad única para rectificar errores, para hacerlo bien. El mundo que conocimos estaba equivocado, su rumbo era la perdición. El hambre, el odio, la envidia, el poder, la desigualdad, todo esto desaparecerá a partir de hoy. Esta comunidad empieza una nueva historia. Hoy nosotros somos la humanidad, nuestra responsabilidad es no caer en los errores del pasado.

Nuestras tareas estarán asignadas en función de la necesidad de la comunidad. Todos trabajaremos 6 horas diarias, cinco días a la semana, no existirá el dinero ya que no habrá nada que comprar, los bienes son de todos, son de la comunidad. Los pocos bienes que por su uso, podríamos llamar propios, como sus casas, ropa, cama, o utensilios personales, serán fabricados iguales, esto significa que nadie podrá envidiar los bienes ajenos.

El ejercicio físico, el esparcimiento y la salud estarán garantizados para todos. La palabra “necesidad” no existirá en nuestro vocabulario, ya que todo lo necesario estará al alcance de todos. Nuestras industrias están prácticamente automatizadas, sólo las tareas de mantenimiento u operación requieren de nuestra atención y las funciones serán rotativas para todos los habitantes. La capacitación de nuestros niños estará a cargo del consejo educativo teniendo como mayor prioridad la enseñanza de estos conceptos y el aprendizaje en el uso de nuestras maquinarias.

Sobre la base de la justicia y la igualdad, la humanidad, nosotros, seremos felices. Recuerden, somos todos iguales.

Un silencioso murmullo baja de la multitud. Un hombre pálido, de anteojos y barba gris dice por lo bajo.

- Otra vez “los cerdos” al poder. En clara alusión al libro de George Orwell, “Rebelión en la granja”.

Los años pasan lentamente, en la comunidad reina la paz, pero, contra todas las predicciones, el crecimiento es negativo, en diez años sólo se reportaron veinte embarazos de los cuales extrañamente solo quince llegaron a término. Adicionalmente hubo cuarenta defunciones. Entre las causas mas comunes se destacaron los suicidios con veintitrés casos. Curiosamente en una comunidad donde no existían las armas ni los accidentes y la seguridad de las personas era una obsesión, las formas de suicidio se convirtieron en un creativo arte, algunas con un contenido de justicia casi poética.

El primero de ellos ocurrió al año. El sistema de identificación de puestos de trabajo, alertó de la ausencia de un trabajador. El personal de seguridad fue a su vivienda, se trataba de un solitario hombre mayor, sobre su mesa y en la biblioteca había innumerables libros apilados con cariño. Inmediatamente el sistema de seguimiento individual rastreó las últimas horas de la persona. El dispositivo estaba insertado en una especie de reloj/agenda de uso obligatorio. Mediante cámaras y el mapa de la ciudad siguieron el recorrido de sus últimas horas, el hombre se había levantado temprano, había caminado al trabajo se había detenido en la puerta de su oficina unos minutos pero luego continúo caminando por la calle en dirección norte. Según el sistema estaba en ese sitio inmóvil desde hacía mas de cuatro horas. Seguridad se dirigió al lugar, allí encontraron todas sus ropas y su reloj. La jefa de seguridad pregunta:

- ¿A dónde puede ir un hombre desnudo, no hay nada en las afueras y el frío es totalmente insoportable.

Por orden de Roger se organizo una búsqueda con vehículos livianos por los alrededores. Finalmente 20 horas después encontraban al hombre. Estaba sentado desnudo sobre una roca, mirando al mar, en la punta norte de la playa de Spirit Bay. El medico decretó “muerte por congelamiento”, el personal de seguridad puso su cuerpo en una bolsa plástica, antes de cerrarla observaron su rostro pálido con anteojos y barba gris, les pareció que les devolvía una sonrisa.

Mas tarde, dos operarios tiraban sus pertenencias a la gigantesca compactadora. Uno de ellos entretenido arroja sus libros leyendo en voz alta.

- “1984”, “El señor de los anillos”, “Un mundo feliz”, “La guerra y la paz”, “El viejo y el mar”, “Rebelión en la granja”…

- ¡Oye! - le interrumpe su compañero, - ¿qué crees que haces?

- Nada… solo leía…

El operario continuó arrojando libros en silencio hasta agotar la biblioteca.

        La noticia de la existencia de otras comunidades sobrevivientes, con falencias, necesidades, dificultades y hasta luchas para sobrevivir, intentó ser utilizada por la cúpula gobernante como ejemplo de lo que no debía ser, no obstante, cada vez más personas tenían a Diego, Teresa, Kaborí, Cecilia o Gianluca como verdaderos líderes a imitar. El gobierno optó por callar las noticias de los grupos sobrevivientes.

La partida de Arthur, fue ocultada para la mayoría de los habitantes de Spirit bay.

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