Arthur duerme placidamente en el asiento del avión, el piloto automático guía la nave con precisión sobre la Patagonia argentina. Diego viene siguiendo la trayectoria con atención, despierta a Arthur y le dice.
- Arthur ¿te puedo pedir un último favor?
- Lo que quieras Diego, dime.
- Veo por la trayectoria que sobrevolamos el litoral argentino. Podemos hacer un breve desvío?.
- Claro, dime a donde.
Unas horas después el avión desciende a menos de mil metros de altura sobre la ciudad de Córdoba.
- Mira Catalina, eso era el parque Sarmiento, allá esta la ciudad Universitaria, mira esa era mi facultad, allí está la plaza España, mira allá!!, allí estaba mi departamento, y aquel es el arzobispado donde dejé mi mensaje a Teresa.
Diego por segunda vez en dos días está llorando, Catalina lo abraza con ternura.
- Cati, seguramente no lo veremos ni tú ni yo, probablemente ni tus hijos; quizás deban transcurrir cientos de años, pero allí, alguna vez se fundará nuevamente mi ciudad.
Y dirigiéndose a Arthur, exhausto emocionalmente le dice.
- Vamos Arthur, volvamos a casa.
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El Ultimo
AvventuraEl olor nauseabundo me descompone, las imágenes son horripilantes, los perros vagabundos y las aves de rapiña son los nuevos amos de las ciudades.