Tomo la canoa y la empujo en silencio. Los animales de la selva aún duermen al igual que mi familia y el resto de mi tribu. Remo en silencio hasta alejarme de la aldea, mas adelante impulso vigorosamente mi embarcación, en media hora he alcanzado el cauce del Amazonas. Navego río arriba, me lleva toda la mañana alcanzar el poblado. El horror me impacta. No conocía personalmente a estas personas pero sus muertes me impresionan. Espanto a los animales salvajes que aún roen sus huesos. El anciano tenía razón. Al atardecer llego a mi aldea. Un vacío inunda mi alma. Estamos solos. Madre tierra ha eliminado a todos nuestros hermanos.
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El Ultimo
AventuraEl olor nauseabundo me descompone, las imágenes son horripilantes, los perros vagabundos y las aves de rapiña son los nuevos amos de las ciudades.
