Capítulo 14 Un día de compras

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Me levanto y cuando llego a la cocina veo a Cecilia haciendo una lista.

- Buen día.

- Ah, Buenos días. - dice sonriendo, tenemos que salir de compras.

Miro por sobre su hombro y leo:

“Plancha

Detergente

Jabón en polvo

Aceite de cocina…. ”, la lista es interminable

Bajamos al puerto y desatamos el velero, Indio salta rápido a bordo.

En menos de una hora hemos fondeado otra vez en Beiramar frente al centro comercial de Florianópolis.

Voy primero por una armería, Cecilia no comparte mi idea pero la posibilidad de jaurías de perros feroces me intranquiliza, elijo una escopeta “Browning” de dos caños superpuestos, un rifle “Remington” 22 y una “Beretta” 9 milímetros, cargo toda la munición posible, estoy preparado para una pequeña guerra.

En el hipermercado, cada uno con un carrito empezamos el recorrido, al cabo de dos horas terminamos “las compras”, menos mal que no tendremos que pagar por esto; estamos por salir cuando de pronto Indio empieza a gemir, bajo una góndola de trapos de piso asoma un hocico. Indio me mira, yo me agacho y veo a una perrita ovejera acurrucada en un rincón. Cecilia, impulsiva intenta agarrarla y casi recibe un mordisco, está aterrada. Busco alimento para mascotas e intento hacerla salir, con paciencia y palabras cariñosas finalmente sale y luego de un tiempo y más palabras se deja tocar, está muy flaca, famélica  y aterrorizada. Debe tener menos de un año, no quiero ni imaginarme de qué se habrá estado alimentando.

Cecilia conmovida la acaricia y me mira para que la llevemos. Indio me mira y mueve la cola. Busco una correa y se la pongo.

Cecilia me informa:

-Se llama Dulce

Finalmente salimos los cuatro con los carritos rumbo al barco. Al pasar por un negocio de electrónica veo un equipo de radioaficionado en banda BLU (banda lateral única). Fuerzo la puerta y quince minutos después salgo con dos equipos de radio, antena y el manual, además he sacado seis handies y todas las baterías recargables disponibles. Desde hace dos semanas no tenemos teléfono ni Internet… veremos cómo nos va con esto.

Dulce sigue temerosa. En el barco esta asustada en un rincón, el único que la entiende es Indio que se acuesta a su lado. Cuando llegamos a casa mira y huele todo. Indio salta moviendo la cola a su alrededor, él ahora también tiene una compañera.

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