con una tormenta dentro (de mi)

vos comparado con el cosmos

Mi manía
siempre fue
comprarte
con el grandísimo
cosmos en el
que habitamos
y del que muchas
veces hemos hablado.
Tus lunares formaban
estrellas y también
constelaciones
enteras;
como una astrónoma
yo me sentía perdida
en ellos y amaba hacerlo.
Tus ojos eran cúmulos
de galaxias,
por lo grandes y
maravillosos que eran;
esos ojos con los
que me despertaba
cada mañana.
Tu corazón era
como Urano:
tan grande pero
con una frialdad
que me mataba,
tan azul y lejano
que me costó
alcanzarlo.
Y vos te asemejabas
con la luna;
solo pero aun brillando,
con tantos cráteres
y golpes que aún
sigues estando.
Seguís siendo la luna
para mi:
a veces estás,
otras veces no,
a veces estás entero y lleno
pero otras veces
solo y sin consuelo.
Pero conservas
la costumbre
de venir siempre
en la noche
para que con tu luz
me deslumbres.
Mi amor por vos
es grande tal cual
como el universo
(y también guardo
muchos secretos).
Te pido que creas
en mi cuando
te digo que te aprecio
con la fuerza de
mil soles.