con una tormenta dentro (de mi)

lecho de muerte

hallé mi precipicio
en tu boca,
y al tocarte
me volví loca.
como fuego
me sentí ardiendo
cuando veía
que nuestro amor
se hacía entero.
los huesos rotos
hoy descansan
en paz y vos
que no me supiste
apreciar,
y todavía andas
lamentando por
otro golpe
que llevó
mi nombre.
como una loba
te rastreaba
en todas las estrellas,
te buscaba pero
entre medio
también estaba
ella.
pero me cortas
en pedazos,
me desarmas
y me atraviesas
con la mirada,
con esa mirada
que tan bien
llevas y me
vuelvo incontrolable
cuando me pegas.
el cielo está
triste sin tu amor,
y yo que me desangro
al ritmo de
nuestra canción.
ni siquiera el dolor
puede hacerme sentir,
ni siquiera tu cuerpo
logra quitarme el
aliento.
qué perfecta
es la forma
en la que matas,
con tu cuchillo
que me desgarra
el alma y la luna
que se ganó
tu confianza.
mis dedos
acarician tus cabellos
y te calman los días
en los que te
sientes de menos.
qué contradicción
sos,
que horrible es
tu forma de amor
y que desgracia
tuve al encontrarme
con vos.