púas y cadenas

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La mujer helada
caminaba por las
calles con un vestido
despampanante que
se asemejaba a una
dama.
Con la sangre derramada
que tomaba,
ella se emborrachaba
y podía soltar las verdades
que la atormentaban.
La mujer helada
no vivía pero con
su belleza atraía.
Tenía amantes
y hombres por
doquier,
pero nunca se satisfacía;
quería más poder.
Las joyas y diamantes
no le alcanzaba,
y otra vez bebía
para callar los gritos
desesperados de su alma.
La mujer helada no lloraba,
ni tampoco sentía,
era un ser que no vivía.
La mujer helada,
con sus rizos oscuros
y el vestido sucio,
esperaba a su gran amor
para que finalmente
pudiera latir su duro
corazón.
Quería venganza
la mujer helada
porque la vida
la traicionó
convirtiéndola
en alguien que ella
jamás pensó.
La mujer helada
está en soledad,
sus juguetes son
sus amantes y los
usa para llenar su
mente que esta
repleta de pensamientos
incoherentes.
Todavía sigue en busca
de su amor y lo llama
con una canción.
La mujer helada
duerme sola
y desea vivir,
le tocó un destino
que la hizo sufrir.
La mujer helada
camina con un lobo
que le roza la espalda,
sonríe fríamente
y la gente no la comprende.
La juzgan por su locura,
por sus manos oscuras,
y por su mirada tan
desorbitada.
La mujer helada
esta hecha de púas
y cadenas, nadie
se le acerca por miedo
a que ella lo retenga
(solo sus amantes
desquiciados se atreven
a tocar su silueta).

con una tormenta dentro (de mi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora