situaciones que nos deshacen

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Hoy salí y me acordé de ti. El frío
calaba por mis huesos, entrando a
mi pecho y llegando a mis sesos.
Vaho salía cuando hablaba y el sol
no calentaba. Caminé algunas
cuadras, entre a muchas librerías
y me agradó el olor a libro viejo
que me da tanto consuelo.

Horas pasaron y yo me quedé
mirando las almas escritas
en el papel como la tuya y la mía.
Decidí salir pues ya cerraban y
caminé lo que me restaba de la
cuadra. Con un café me crucé, el
olor me trajo recuerdos y tú
estabas ahí.

De espaldas en nuestra cocina, preparabas el café que yo tanto
quería. Tu sonrisa mañanera, tus
ojos somnolientos y tu cabello
despeinado pero me sujetabas la
mano, junto con tu frío café y me
prometiste que ibas a volver. La
lágrima que cayó de mi interior fue
como una bala que me traspasó
el corazón.

Seguí andando con los recuerdos y
el frío haciéndome una grata compañía. Una margarita muy
amarilla se topó en mi camino, gritando que la lleve por favor
conmigo. La agarré, todavía con el pecho ardiendome y obstruyendome la respiración al recordarte, porque a ti te gustaban las flores.

Sabía que, si volverías, yo estaría esperándote junto con lo que más amabas y querías (incluyéndome a mi). No quise andar por los lugares en los que solíamos disfrutar ya que ahora que no estás me pongo a llorar.

Hoy es catorce de diciembre, cuatro meses desde que me dejaste y desde que lo hiciste, mi vida es un completo desastre.

con una tormenta dentro (de mi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora