con una tormenta dentro (de mi)

la de flores

Danzaba la niña frágil entre los compases de la vida.
Llantos golpeadores que provocan temores. Voces guturales que resuenan en su cabeza y la dejan sorda.
Perdida en ella, perdida en las estrellas. Lágrimas de colores desteñidos se escapan de sus ojos y su pelo esta lleno de recuerdos borrosos. Manos temblorosas que se asemejan con terremotos, finos y delicados sentimientos que desata tsunamis.
Ella es más inconfundible condena. Artísticamente incomprendida, pintoresca forma de vida y proyecta una silueta de alegría.
Dependiente, chica hecha de música y papel, flores que adormecen su ser. Divina poesía que habita en sus cuadernos para leer.
Ríe, descontrolada y en el medio del llanto, su boca muda y su cabeza en otro lado. Viajes astrales hace para olvidarse del su infrenable desastre.
Cuchillos que son personas, y su sangre derramada queda manchada en su historia. Equivocada forma de ver que los humanos hacen todo bien. El mundo es una prisión y todos los males recaen en él.
Personalidad rota y desesperada, mirada totalmente perdida y a su corazón lo tienen ahí, en la mira. Cae por agujeros negros, a veces, de los que no puede salir.
Satélite gris que llama la atención de la chica de las flores, mujeres únicas que le provocan emociones. Bandas salvadoras que a nosotras nos unen.
Sentimientos a flor de piel, sufrir para no sentir, y el deseo de siempre querer huir.