con una tormenta dentro (de mi)

oda al océano

Amaba verlo.
Amaba apreciarlo.
Amaba estar en la playa
y ver cómo las olas rompían
en las rocas.
Mis días favoritos para ir
eran esos nublados.
Miraba el infinito mar azul
y creía que ahí era única.
Me olvidaba de todos mis problemas.
De mis complicaciones.
Me olvidaba del mundo.
A veces, cuando tenía un mal día,
iba a llorar para desahogarme.
Ahí parecían que mis lágrimas
eran pequeñas
comparadas con el gran azul.
Me encantaba cuando estaba salvaje;
indomable.
No lo sé, simplemente miraba
hacia el horizonte
y pensaba que del otro lado
alguien me observaba.
Iba la mayor parte del tiempo
Era como mi escape.
Estaba horas y horas, hasta que
anocheciera.
O hasta que alguien me llamara,
preocupado por saber en donde
estaba.
Era ahí donde despedía a mi fiel
amigo.
El que se sabía de memoria
mis secretos.
El mar.