con una tormenta dentro (de mi)

aburrido te fuiste volando

Inclusive con el corazón roto,
te di todo mi amor.
Incluso insegura
y destrozada
te protegí
contra lo peor
de mí.

A tu lado,
saqué mi
mejor parte,
la que más
te gustaba,
lo que más
anhelabas.

Yo era tu refugio,
era tu amor,
según me decías,
pero todo eso
fueron puras
mentiras.

¿Siempre tuviste la manía
de hacerle mal
a las chicas?
Pero no tengo derecho
a quejarme porque siempre
me dabas lo que yo
necesitaba.

Eras tóxico,
pero lo amaba.
Me destruías,
pero me acostumbraba.
Me sonreías y yo
me calmaba.

Infinidades
fueron los días
en los que me perdí
compartiendo
mi vida.
Y agradezco que me hayas salvado
(aunque sea, con
los días contados).

Mirarte a los ojos
era como presenciar
el mismísimo universo;
ese que oculta
tantos misterios.

Me jurabas bajarme
la luna,
juntar a todas las estrellas,
ponerlas en un frasco
y dármelas para
cumplir mi capricho.

Prometías tanto,
pero nunca me dabas
nada de lo que jurabas.
Pero de igual manera,
yo te amaba,
yo te amé,
como jamás pensé.

Pero todo cambia,
todo se va,
las personas se aburren.
Vos, después de tanto,
te aburriste de mí,
y ese día lloré tanto
que pensé que me iba
a morir.

Pero no lo hice,
ya que sino,
no estaría escribiéndote
este poema.
Con el tiempo me olvidé
de tu amor,
de lo que tanto me decías.
Deseché todas nuestras fotos,
quemé tus tantas cartas.

Y ahora sólo sos
un lindo recuerdo.