con una tormenta dentro (de mi)

témpano

Fría como el hielo,
helada como su corazón
así se catalogaba
y con mucha razón.
Nevaba dentro
y fuera de sí misma,
no quería acercarse
a nadie
porque con su helado
amor
quemaba a cualquiera
de su alrededor.
El invierno era
su estación predilecta,
¡qué sorpresa!
Era tan gélida
que no entendía
el porqué
no se consumía.
En su interior
no reinaba el
amor;
sólo el rencor.
No siempre
fue helada.
Hubo alguien,
una persona,
que la había ablandado.
Él era cálido,
tan cálido
como el sol.
Tan suave como
la brisa de primavera.
Ella amaba el amor
que él le transmitía,
y deseaba nunca cambiarlo
en su vida.
Y se sentía
tan bien ser amada,
tan bien el cariño
que quería permanecer
así por muchos motivos.
Pero no se dio cuenta
de que la gente cambia
y se va,
que él no iba
a estar siempre
para ella.
Y así fue
como se volvió
mucho más fría
que la primera vez.