Tenía una mejor amiga para descargar su dolor. Estaba con ella todos los días para mitigar su depresión.
No era una persona, ni un ser vivo; era una guitarra. Y todo el tiempo, la tocaba. Era con ella con quién se desahogaba, y con quien lloraba hasta la madrugada.
Cantaba con voz rota, componía canciones que hablaban acerca de la vida, del cosmos, de su amor que nunca pudo ser. Y él, cuando rasgaba las cuerdas, sentía como si por dentro volviera a nacer.
No lo comprendían, estaba solo. Él no era normal, y lo único que lo podía consolar era una vieja guitarra que la tocaba siempre en un mismo lugar.
Lloraba y tocaba, era una rutina hasta la mañana. Pero con ella se sentía bien, completo, y libre de cualquier miedo. Era lo único a quien podía confiar y sus problemas contar.
Cuando la dejaba, volvía a la triste realidad, en la que odiaba estar. Por eso siempre tenía su guitarra en mano, lápiz y papel en su regazo para olvidarse del mundo por un largo rato.
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con una tormenta dentro (de mi)
PoezjaEsto es, literalmente, partes de mí. Partes o historias que escribo, cosas que me inspiran. Poemas sueltos que vienen de una mente desesperada. #166 en Poesía (06/09/2016) #84 (08/09/2016) #72 (10/09/2016) #51 (23/09/2016) #31 (06/10/2016) #26 (09/1...