su salvación con curvas y cuerdas

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Tenía una mejor amiga para descargar su dolor. Estaba con ella todos los días para mitigar su depresión.

No era una persona, ni un ser vivo; era una guitarra. Y todo el tiempo, la tocaba. Era con ella con quién se desahogaba, y con quien lloraba hasta la madrugada.

Cantaba con voz rota, componía canciones que hablaban acerca de la vida, del cosmos, de su amor que nunca pudo ser. Y él, cuando rasgaba las cuerdas, sentía como si por dentro volviera a nacer.

No lo comprendían, estaba solo. Él no era normal, y lo único que lo podía consolar era una vieja guitarra que la tocaba siempre en un mismo lugar.

Lloraba y tocaba, era una rutina hasta la mañana. Pero con ella se sentía bien, completo, y libre de cualquier miedo. Era lo único a quien podía confiar y sus problemas contar.

Cuando la dejaba, volvía a la triste realidad, en la que odiaba estar. Por eso siempre tenía su guitarra en mano, lápiz y papel en su regazo para olvidarse del mundo por un largo rato.

con una tormenta dentro (de mi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora