~Capítulo 46

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¿Y si todo había sido un juego solamente?, básicamente me había dicho que me largara, que haya dicho eso horas después de haber tenido sexo solo me causaba más inseguridad.

—¿Qué mierda te hiciste en el cabello? —escucho la aguda voz de Gwen en la distancia.

Miro hacia atrás, la caucásica se dirigía hacia mi a grandes zancadas. Parecía alterada.

—¿Acaso te cortaste el cabello?

—No, me crece hacia adentro.

—No te hagas la graciosa, ¿por qué hiciste eso sin mi consentimiento?

—Lo lamento Gwen —digo— mandé la carta de apelación a tu casa ayer pero, pfff, ya sabes como es el correo. La verdad no quería esperar días hasta recibir tu aprobación.

—Esto es serio.

—No te preocupes, hoy comienzo la quimioterapia así que calculo que dentro de pocas semanas ya no tendré que preocuparme de como luce mi cabello.

—¿Qué? 

Gwen parecía anonada, tal parecía que no se esperaba que tuviera que entrar en tratamiento de nuevo. No supo que responder, por lo que solo se limito a pararse tiesa donde estaba.

El sonido de la campana interrumpe nuestra nada amena conversación, sin despedirme me doy media vuelta y dejo a mi amiga de pie, a la mitad del pasillo. Como la mayoría de los días, tenía matemáticas en el primer periodo, sin embargo había olvidado un pequeño detalle, Harry se sentaba conmigo.

*             *            *

El ambiente sin dudas era incómodo, ninguno se atrevía a hablarle al otro, algo dentro de mi aún esperaba que él se diera cuenta de lo estúpido que fue al decirme aquello y se disculpara, que me dijera que no quería que me fuera y que lo que había dicho fue un completo error. Pero no lo hizo. 

Resolvía los ejercicios que el profesor Green nos había asignado, con mi peso apoyado completamente sobre la mesa y mi cabello (o lo que quedaba de él) servía como cortina entre Harry y yo. 

Nadie se atrevió a decir nada durante toda la clase y eso ya estaba alterandome, yo al igual que él, era demasiado orgullosa como para hablarle primero, además de estar lo suficientemente enojada como para no dirigírle la palabra nunca más.

Sin notarlo, mi pié había comenzado a dar pequeños golpecitos en el suelo, resultado de la ansiedad que me causaba estar en este habiente tan tenso, la hora de clase estaba a punto de terminar y yo no podía esperar para salir corriendo de aquel salón de clases. Mi pie golpeaba más rápido contra el suelo a medida que el reloj iba avanzando. Solo aquella gruesa voz logro hacer que alejada mi vista de las manecillas, Harry había dicho mi nombre. De inmediato lo miré.

—¿Podrías dejar de hacer eso? —dijo, refiriéndose a mi pie— me alteras.

Seguido de eso, la campana sonó, dando fin a la clase de matemáticas y dejándome sin una oportunidad de responderle adecuadamente.


Cierro la puerta de mi casillero buscamente, encontrándome con un rostro para nada agradable. Anabeth, con una sonrisa amplia solo se dedicaba a mirarme, me remuevo con incomodidad en mi lugar, sujeto con fuerza las correas de mi mochila y la miro de arriba a abajo.

—¿Quieres algo?

—Nada, solo quería decirte que me encanta tu corte.

—Deja de burlarte —respondo, poniendo mis ojos en blanco— no estoy de humor.

—Oh, lo siento, como nunca recibes cumplidos debes pensar que me estoy burlando.

—Déjala en paz Ana —escucho la ronca voz de Harry a mis espaldas.

—No estoy haciendo nada, solo le digo lo lindo que se ve su cabello hoy. Debería disfrutarlo, dentro de poco no tendrá nada...

Un golpe estruendoso llamó la atención de todos aquellos que se encontraban en el corredor, todas las miradas se volvieron hacia Harry, su puño había chocado contra uno de los casilleros mientras que lanzaba una mirada furiosa hacia Anabeth.

—¡Demonios Ana! ¡¿acaso no sabes mantener tu boca cerrada?!

Las orbes azules de Anabeth miraban a Harry con detenimiento, algo de miedo se asomaba en sus dilatadas pupilas. Sin previo aviso, lagrimas comenzaron a recorrer sus mejillas, su expresión no había cambiado, solo se encontraba llorando en silencio. Después de observar a Harry anonadada, salió caminando apresurada sin decir ni una palabra.

El puño de Harry seguía cerrado sobre el casillero, su pecho subía y bajaba con irregularidad, sus fosas nasales se encontraban más abiertas de lo normal. Estaba enojado. No. Más bien, furioso.

—Ha...

—No quiero hablar ¿si? —me interrumpe de inmediato.

Lo veo caminar hasta perderse entre la gente del pasillo.


Al abrir la puerta de mi casa, lo primero que veo es a mis padres reunidos en la sala-comedor, sus miradas serias no representaban nada bueno. Entré con cautela a la casa, tratando de que no me notaran; sin embargo, fue en vano. 

—Necesitamos una respuesta Jude —dijo papá.

—¿Sobre qué?, ¿paz mundial?

—¿Vas a ir con tu papá a Chicago?

Paralizada y sin saber que responder, observo a mis padres con los ojos bien abiertos. Hace unos días hubiera dicho un rotundo no sin siquiera titubear, pero con todo lo que ha pasado recientemente, creo que hay muy buenas razones por las cuales yo debería irme a Chicago, la mayor era Harry.

—No tienes que irte si no quieres —dice mamá— creo que estarás mejor aquí...

—Me iré —respondía abruptamente— me iré a vivir con mi papá.


Lo siento pipol, saqué malas calificaciones y me castigaron por dos meses, me levantaron el castigo y todo pero decidí concentrarme en la escuela.

¿recuerdan que la ultima vez me ausente por el concierto de 5sos?

Pues ahora quiero ir al de Ed Sheeran así que tengo aplicarme.

En Mexico son vacaciones de semana santa así que estaré presente estas dos semanas que vienen, con suerte terminaré la novela para entonces.

Ya se que ha pasado mucho tiempo y ni se han de acordar de que se trataba el capitulo anterior, aún así actualicé, espero que sigan leyendo (no las culpo si no). Avisenme si quieren que la continué o la dejo por la paz.

Siento las faltas de ortografía.

cáncer | harry stylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora