8. Mamá

2.6K 260 1
                                    

Despierto temprano debido a la claridad que se filtra por la ventana, olvidé cerrar la cortina; me desperezo un poco, y al estirar mi pie tropiezo con un brazo. Abro mis ojos, y miro hacia el brazo que he tropezado, Phoebe cumplió su palabra. Mi cama es grande; sin embargo, ahora el espacio nos resulta insuficiente para las tres. Lo cierto es que ya no somos niñas pequeñas. Busco a Cheryl y no está. Me asomo a la orilla de la cama y allí está acurrucada en el suelo abrazando la almohada. Cheryl duerme como un muerto, ni siquiera sintió cuando se cayó de la cama. Alguien toca la puerta y yo me dirijo a abrirla. Halo el pomo de la puerta y mamá está allí, de pie.

―Buen día cielo, parece que ellas están noqueadas ―dice mirando por encima de mí hombro hacia dentro de la habitación, y reparando en las posiciones nada glamourosas de mis amigas. Yo sonrío de vuelta y le abrazo, no la veía desde ayer.

―Buen día mami.

Antes no le alcanzaba, ahora siento que voy a ser más alta que ella. Es delgada, y a sus cuarenta sigue siendo hermosa. A diferencia mía, mama es rubia oscura, y lleva el cabello corto a la altura de sus hombros. Hay ojeras y grandes bolsas debajo de sus ojos, que son exactamente como el color de los míos.

―Ya están demasiado grandes para quedarse todas en tu habitación, sabes que pueden usar la habitación de Jacob. Está disponible ―mamá sugiere.

―No hay modo, es la costumbre ―expreso risueña.

―Las espero abajo. ―Sonríe, acariciando tiernamente mi mejilla.

―¿Qué hora es?

―Son las nueve de la mañana, cielo.

―Deberías estar descansando―. La miro a los ojos preocupada. A pesar de su cara fresca y lavada, no deja de notarse el cansancio en ellos.

―No te preocupes. Ya lo haré luego que se vayan. ―Mamá se encamina de nuevo hacia la planta baja.

Me vuelvo dentro de la habitación y Cheryl ya está despierta sobándose la columna y rascándose una nalga de una manera muy cómica y descomplicada. Y no es raro con esa forma escandalosa de dormir.

―Tu pelo es un desastre ―se mofa de mí.

―Sí, igualito que él tuyo. ―Se la devuelvo reparando en su maraña rubia.

―La próxima una de ustedes puede quedarse en la cama de Jacob ―expongo la idea de mamá.

―¡No hare eso! ―Cheryl resopla―. Se te olvida que la próxima será en mi casa.

Phoebe levanta la cabeza.

―Dejen de gritar. Podrían callarse ―se queja hacia nosotras y Cheryl y yo le lanzamos almohadas.

Nos arreglamos rápido y bajamos al comedor, mamá con ayuda de papá que le ha echado una mano antes de irse a la estación, ya tiene desayuno listo en la mesa. No se ha despedido de mí, y seguro es porque debe estar enojado por mi salida de esta noche. Papá es tan sensible con ese tema; sin embargo, jamás desautoriza a mamá. Phoebe y Cheryl saludan a mamá y de paso tomamos asiento. Miro por quinta vez mi móvil y no hay llamadas de Ian. En serio le molestó lo que le dije.
―¿Pasa algo Em? ―Mamá pregunta estirándome una cajita de leche de fresa, y otra a Phoebe y Cheryl.

Recibo la mía y ellas también, es una costumbre sana de mamá. Y ninguna de nosotras odia la leche.

―¿Papá te dijo algo de lo de hoy en la noche? ―Pregunto a mamá.

―Si. Ya me lo comentó, y sobra decirte que está preocupado.

Bien, ya lo sabía, él siempre es así, y algunas veces me da un poco de remordimiento con mis futuros planes; sin embargo, nada que hacer. Nunca dejaré de ser la niña de papá y mamá...

―¿Y? ―La miro expectante, al igual que Phoebe y Cheryl―. Bueno, lo cierto es que mamá no es un hueso duro de roer. Ese es papá.

―Está bien. Ve, diviértete y regresa temprano, y por todos los cielos arréglate el cabello si quieres impresionar a un chico, y traer un novio a esta casa.

¡Cielos! Mamá me sorprende con eso. Toda una madre de la nueva era; pero tiene razón, mi pelo es un desastre natural.

―Está bien mamá, recuerda que me arreglaré en casa de Cheryl, y no te preocupes regresaremos temprano como buenas cenicientas; tampoco olvides que pasaré el domingo en su casa. ―Miro a Cheryl y ella le confirma con su gesto.

―Está bien. Y a propósito, ¿cómo vas con Ian?

―Mamá no me lo recuerdes; creo que definitivamente le he mandado al diablo.

―¿Cielo, en serio hiciste eso? ―mamá pregunta y no sé porque eso también me dio remordimiento.

―Sí, no dejaba de molestarme, la semana pasada no me dejó dormir en paz, y esta cambió, un poco, aun así no es suficiente. ¡Quiero de regreso mi calmada vida!

Mamá exhala, y ya me voy dando cuenta, exactamente eso hago y cuando voy a decir algo más, ella habla.

―Emily, no exageres; deberías ser un poco más comprensiva con él. Lillia y Earl muy probablemente se separen. ―Noto a mamá algo contristada al decir eso y mis amigas y yo nos miramos.

Más separaciones. Esto es el anuncio de grandes tragedias, o es que el mundo se está acabando

―Ian está en medio de todo esto, y eso lo tiene perturbado, creí que hablar con su querida Emily le haría bien, solían llevársela de maravillas. ―Ahora ella suena muy convincente sobre la situación de Ian; pero no de nuestras buenas relaciones de infancia. Ignora que son inexistentes.

Se de sobra sus buenas intenciones, en serio logra conmoverme; que pasaría si le dijera que Ian sigue siendo el mismo pesado de antes, ya no me jala las trenzas, ahora se cree un máster del sexo telefónico, y eso no le hace ver tan conmocionado. Seguro cambia su percepción. ¿Perturbado o acosador?

―Bueno, les dejo la cocina. Me voy a descansar, mañana repito turno ―mamá se excusa para irse de vuelta a la cama, lo necesita.

Ninguna de nosotras opone resistencia. Y menos cuando esta noche nos iremos de juerga social. Phoebe me ayuda con los platos mientras Cheryl recoge la mesa, y lo hacemos en silencio para no perturbar el sueño de mamá; aunque su habitación esta al fondo del pasillo, y es difícil que nos escuche.

―Que grueso lo de Ian. ―Phoebe rompe el silencio extendiéndome un plato para secar.

―Dejemos eso, se parece al de Jeremy. ¿Más bien díme qué tal tu noche? ―Le pregunto muy discreta.

―Tú que crees, excelente. Max es... tan salvaje y tierno a la vez. ―Phoebe se empieza a ver algo excitada, luego se corta y la cara que pone me da pie para empezar a imaginar lo bien que la pasó. Y no quiero pensar en eso.
¡Diablos! Tan... bueno la pasó.

∞∞∞∞

Antes del fuego✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora