31. Trampa sorpresa

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Jeremy y yo tuvimos que parar de besarnos pronto; porque él frenesí en él que se estaba empezando a envolver nuestros cuerpos, iba a hacer imposible que cumpliéramos con el propósito del por qué habíamos venido a la fiesta de Jay. Cheryl.

Nos besamos por última vez prometiendo continuarlo después que esto acabara. No puedo estar más feliz con la anticipación a todo. La sola idea de ser la chica de Jeremy, hace que mi estómago de vueltas; a él no solo le gusto; también quiere que solo sea suya. ¡Mierda! La sangre se me ha subido al rostro.

―Entremos ―Jeremy indica con su mano hacia la entrada de la cocina.

Nos detenemos en ella, y es él quien la abre, seguido escuchamos a alguien echar una gran maldición. Yo entro detrás y veo como se acomoda la ropa uno de los personajes. Un chico rubio tatuado pero de semblante delicado, está sentado sobre la encimera con una sonrisa picara de oreja a oreja y su acompañante frente a él intenta meterse la camiseta en los pantalones; la cara que tiene da risa. Lo cierto es que siempre se ha rumoreado que es raro, en el sentido literal; pero jamás imaginé que se dejara pillar tan fácilmente haciendo sus cosas en la cocina, por lo menos se hubieran metido en la despensa, o ponerle llave a la puerta.

―Demonios Jeremy; acaso pretendes matarnos del susto. La puerta es por el otro lado ―resopla Eliot Maddux. Su compañero de equipo.

―Vamos Maddux, no creo que este sea un buen lugar para hacer tus jueguitos, que, acaso no tienen más habitaciones libres en esta casa; porque si mal no lo recuerdo la casa de Jay es bastante grande. Y a él le vale lo que hagan.

―Tranquilo. ―Levanta sus manos―. Solo, no queríamos hacer parte de la fiesta. Arriba están teniendo algo de diversión, y no nos interesa meternos en eso ―arguye con sorna.

―¡Un momento! ¿Qué clase de diversión? ―Trato de adelantarme y Jeremy me detiene con su mano en mi hombro.

―¿Arriba dónde? ―Jeremy le inquiere, él se calla.

―En la habitación del ático. ―Es el chico rubio quien lo dice y Eliot le manda a callar elevando su mano―. Deja que lo sepan.―Se encoje de hombros―. Total, ese Jay es un imbécil y alguien debería detenerle.

Iba a decir algo, pero Jeremy me detiene tomando mi mano y llevándome con él.

―Se dónde está, vamos ―dice apurándome hacia la doble puerta de vaivén para salir de la cocina, dejando a esos dos.

Al otro lado la música es estridente. Lo que equivale a que la sala debe estar completamente llena de gente de la escuela y los alrededores, Jay por ser jugador de fútbol es bastante popular. Me detengo; porque Jeremy aun lleva mi mano agarrada, no me ha soltado desde que entramos en la cocina. Él no presta atención y me apura, entramos en la sala y la música golpea en nuestros oídos, hay luces de colores intermitentes y el desorden es increíble, desenfrenado. Jeremy mira hacia las escaleras y las señala.

―Es por allá ―indica.

Aprieta aún más mi mano y empieza a caminar por en medio de todos los que bailan como si estuvieran cómodos en la pista del Parnasus. En nuestro camino abriéndonos paso por la multitud, la mirada de todos sobre nosotros con mucha expectación, no se hace esperar. Sí, les debe parecer muy extraño que yo esté en la fiesta de la mano con Jeremy, eso es bastante inusual, cuando semanas atrás él y yo casi ni nos tropezábamos. Aunque no puedo negar que él algunas veces... me miraba.

―Jeremy ―Kate se acerca a nosotros cuando ya estamos en el pie de la escalera.

―Hola Kate.   ―Le devuelve el saludo seco.

―¿Qué haces con ella aquí? ―Ella le pregunta ignorándome; sin embargo, ¿por qué Kate pregunta eso?

―No tengo tiempo para hablar, Kate. Necesito encontrar a Jay ―Jeremy responde y hace que me escude detrás de él.

Antes del fuego✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora