Esperanza

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Han pasado dos semana después de la visita de Ian y como lo prometiera, siempre estuvo allí. Él tenía razón, le miro con fingido odio por eso; y él solo se ríe de mí. Lo hace adrede. Se volvió un asiduo de la casa y mi padre lo trata mucho mejor, casi que son amigos; pero tenía razón, logró levantarme por lo menos el ánimo. Rebuscando cosas encuentro aquella nota que me enviara el padre de Jeremy junto con un ramo enorme de rosas para levantarme el ánimo. ―Puedo saltarlo―, me animo también leyendo esa última frase.

Cuando me sentí mejor les pedí a mis padres que me llevaran al cementerio. Necesitaba ver la tumba de Jeremy, y aceptar que definitivamente no volverá a mí, ellos están de acuerdo y me llevan. Fue un golpe terrible verla, y ver la de su padre a su lado; sin embargo, tomo el valor suficiente, y coloco rosas rojas en cada una de ellas y juro delante de sus tumbas que voy a seguir adelante. De regreso en casa miro con mucha nostalgia y tristeza los regalos de Natalie y el juez. El del juez es una pequeña caja de madera decorada, está cerrada, y se abre solo con una clave, que extraño, busco por todos lados pero no encuentro nada. La dejo para después que le pregunte a mamá por si se le olvidó darme la clave; en cambio el de Natalie me sorprende un montón, son las llaves del Camaro de Jeremy y una nota; no lo podía creer,

"Jeremy habría querido que te lo quedaras, cuídalo, y sigue adelante con tu vida. Te lo mereces dulce Em. Tu realmente le hiciste muy feliz".

Mis ojos se aguan y lloro con solo leerlas. Seco mis ojos con el dorso de mi mano, y salgo corriendo descalza ante la mirada sorprendida de mamá, voy hasta el garaje. Allí está guardado bajo una capota negra el Camaro rojo de Jeremy. Entro en él, me recuesto en la parte de atrás recordando la última vez que estuvimos juntos. Lloro desgarrando mi corazón por el recuerdo, me calmo rápidamente y limpio mis mis nuevas lágrimas. Me siento en el puesto de conductor y meto la llave; mis manos tiemblan; pero lo enciendo con mucha ansiedad, y de paso lo estrello. Se me olvida que la puerta del garaje está cerrada; y con todo el escándalo que causa mi despiste mis padres y Jacob, entran asustados. Me siento mal, esta vez no quiero asustarlos.

luego de mi despiste les tengo que jurar una y mil veces hasta el cansancio, que no intentaba hacer nada como suicidarme. Como resultado me prohibieron conducir y Jacob casi me pega, por abollarle la delantera al auto; sin embargo antes de salir, les hago una última petición, papá accede y abro la cajuela, e increíblemente la caja que Jeremy guardara aquel domingo después de salir de la casa de campo, todavía está allí, intacta. La saco ante la mirada expectante de todos ellos, y subo casi que corriendo y de manera egoísta a mi cuarto.

La abro y todo está tal cual como él lo acomodó. Los libros y la cámara, es esta la que saco rápidamente y con desespero la pruebo y no enciende. Saco la batería por si es que está agotada y la pongo a cargar, y luego de esperar vuelvo a intentarlo de nuevo. Si enciende, y allí está en primer plano la selfie que nos tomara aquella vez y que no quiso mostrarme. Yo desprevenida y el dándome un beso en la mejilla. Paso mis dedos por su perfil, y seguido la llevo a mi pecho abrazando y atesorando ese único recuerdo que me queda de él. Mamá entra al rato a mi habitación preocupada y para espantarle el pánico se la muestro. Ella me sonríe tierno, y dice que la va a mandar a revelar para mí.

∞∞∞

Dos meses después de eso, poco a poco vuelvo a la normalidad. Busco mucha información con mis amigas sobre cómo hacer cambios y comenzar de nuevo, determinamos que sería bueno un nuevo corte de pelo. Corto mi larga melena dejándomelo bien corto, quedo como un machito; pero me gusta. Donamos el pelo a una fundación de niños con cáncer en la que Verónica colabora como voluntaria.

Todo empieza marchar nuevamente y mamá piensa que, aunque mi periodo escolar parecía no tener salvación, sería bueno para mí que volviera a la escuela, y recuperara el tiempo perdido; luego de hablar con el director accedió pero dijo que tenía que hacer demasiados esfuerzos para graduarme; y la verdad no creía que lo fuera a lograr. Sin embargo, los profesores fueron benevolentes, y me dieron la oportunidad de nivelar con la ayuda incondicional de mis amigas. 

Antes del fuego✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora