23. Visitante en casa

2.3K 282 10
                                    

Antes de irme a casa fui al baño para serenarme y refrescarme un poco. Mi teléfono vibra en mi bolsillo trasero cuando cierro la llave. No quiero contestar; pero como tonta miro la pantalla guardando retazos de ilusión, y no es Jeremy; ¡por qué diantres aun espero que sea él! Es Ian. Luego de unos ejercicios de voz, para que no descubra que estoy vuelta una mierda, después de todo lo que le grité a Jeremy a la cara. ¿Quizás he exagerado... un poco? Aparto los pensamientos, y contesto lo más de efusiva.

―¡Hey!

―Vamos bebé. ¿Dónde andas metida? Otra vez te desapareciste.

―No soy tu bebé, y no me ando despareciendo.

―No me contestas, tengo que preocuparme.

―Aún estoy en la escuela. No ando de vaga como tú.

―Mi linda Emily, se nota que has madurado, como puedes tratarme así.

Ya deja el drama, Ian.

―Que adorable carácter. Entonces sal, estoy esperándote aquí afuera, bebé.

Cuelga, y yo me quedo con una sonrisa tonta en la boca. Ian es un verdadero cuento; pero me ha hecho sonreír.

Salgo del baño y luego corro fuera de la escuela. El Mustang de Jacob está aparcado al otro lado de la acera, y cómo la noche en el Parnasus, Ian está recostado en el cruzado de piernas y brazos. Mastica una paja en su boca, y su melena ahora luce muy parecida a la de James Dean. Estoy segura que lo ha hecho a propósito. Solo le falta un sombrero para ser todo un cow boy. Camino hacia él; y de repente el pito del Camaro rojo de Jeremy me espanta haciendo que me detenga para que pase. Frena brusco a un poco de distancia, y es Jay quien se asoma por la ventana del auto.

―Fíjate por donde caminas, Barnes. Aterriza de la nube en que te has montado ―alardea con sarcasmo, lo que para mí suena como un mensaje con doble sentido.

Me quedo quieta, no le respondo, solo me fijo en el espejo retrovisor donde logro ver el perfil duro del rostro de Jeremy, él también me mira a través de él, sé que lo hace; sin embargo, no se mueve o pestañea; también veo que Ian se mueve de su sexi postura corriendo hacia mí.

―¿Estás bien? ¿Te pasó algo? ―Me abraza y me ataca a preguntas―. Y lo cierto que estoy casi petrificada, Jeremy no dice ni dirá nada. Intenta ir hacia el auto que ahora arranca nuevamente y yo le detengo tomándole por el codo.

―No te preocupes estoy bien ―respondo recomponiéndome del shock.

―¿Ese es el imbécil de Jay el que te estaba gritando?

―Ian, déjalo, Jay, solo estaba molestándome.

―No lo creo. No ha dejado de ser un maldito sobrado.

―Estoy bien, ellos solo me asustaron un poco... no es que intentasen arrollarme ni nada.

―Em, esos son juegos muy pesados.

―No pasa nada.

―¿De quién es el auto?

―De Jeremy... Ross, ¿lo recuerdas?

―Obvio, como no recordar a ese mandón hijito de papi ―Ian se mofa, y logra sacarme otra sonrisa. Y eso es suficiente para que su mirada inquisitiva se calme.

―Ven, te invito a comer lo que quieras ―emite muy dispuesto.

―Me estás invitando ―digo algo socarrona.

Antes del fuego✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora